Los sucesos de octubre y noviembre del año 2019, posteriores a la jornada de votación de las anuladas Elecciones Generales, añadieron un episodio más al listado de crisis políticas por las que Bolivia ha transitado a lo largo de su historia. Teniendo éste la particularidad de haber sido atravesado por una pandemia de nivel global que, como consecuencia, abre paso a un momento que establece un escenario signado por una crisis que, dada su complejidad, ha sido denominada multisectorial o multifactorial porque, sin duda alguna, involucra múltiples variables que fueron generando un escenario de incertidumbre y riesgo a lo largo del 2020.
La pandemia global ha sido y es una oportunidad para retomar el debate sobre la tecnología y logística electoral en elecciones. Y Bolivia fue uno de los tantos países a nivel global que vio afectado su calendario electoral por la pandemia y que tuvo que aprender, durante varios meses, a retomarlo en medio de una emergencia sanitaria y una grave crisis política.
Con una renovada institucionalidad electoral en medio de un escenario de alta polarización social y una emergencia sanitaria de por medio, Bolivia acudirá a las urnas en octubre del año 2020 para dar un primer paso en búsqueda de certidumbre institucional que debiera permitir, hacia adelante, desplegar esfuerzos varios que busquen recomponer su tejido social.
El presente policy paper hace un recorrido por las nociones y características de lo que se conoce como tecnología electoral, presenta un panorama reciente de las tecnologías que el ente electoral usó hasta las fallidas elecciones del 2019 y, finalmente, recoge varias iniciativas que emergieron en el naciente debate regional sobre procesos electorales en pandemia, con el fin de discutir su viabilidad en el caso boliviano. El documento fue elaborado entre los meses de junio y agosto de 2020, mientras Bolivia aún vivía una rígida cuarentena nacional.