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La falta de perspectivas de los habitantes de estas villas salta a la vista inmediatamente. Los conflictos que resultan de la pobreza y de la falta de oportunidades ponen en peligro la cohesión social y tienen el poder de desequilibrar el sistema democrático.
La brecha entre ricos y pobres, que se había estancado desde la crisis del 2001, está creciendo nuevamente. Es evidente que la población está sufriendo por una tasa de inflación muy alta y a causa de la inseguridad omnipresente, aún más en los barrios pobres de la cuidad.
Según las estimaciones del Instituto Nacional de Estadística (INDEC), de los 13,8 millones de habitantes del área metropolitana de Buenos Aires, aproximadamente 200.000 viven en asentamientos irregulares. La cifra extraoficial es considerablemente superior. En algunas de las 38 villas de los alrededores de la capital viven más de 70.000 personas y cada día la población sigue aumentando. La infraestructura de los barrios pobres es catastrófica y la ausencia de bienes materiales, evidente. Los servicios de salud, atención sanitaria, la electricidad y el agua potable son considerados como un lujo.
Argentina, el país de inmigración, que ofreció excelentes oportunidades a muchos europeos, ha cambiado profundamente. Durante la última crisis económica, muchos jóvenes con educación superior optaron por la emigración. Luego, la recuperación del mercado laboral atrajo especialmente migrantes poco calificados de las zonas rurales, Bolivia y Paraguay. Ellos vinieron con la esperanza de conseguir una vida mejor. Muchos de estos inmigrantes se encuentran hoy atrapados en la pobreza.
Casi ninguno de estos asentamientos tiene un nombre, se les da un número. Como la Villa 20, que fue visitada en el marco de la conferencia "El Suelo, base del desarrollo". El foro internacional fue organizado por la Fundación Konrad Adenauer de Brasil y Argentina bajo el auspicio del Programa Regional “Partidos Políticos y Democracia en America Latina”. El objetivo del evento fue promover el diálogo animado y un intercambio de ideas sobre el uso responsable y sostenible del suelo. Del foro participaron expertos, académicos y jóvenes líderes de América Latina, así como los diputados alemanes Marc Reinhard, Sebastian Ehlers y Vincent Kokert. En una excursión a los asentamientos pobres de Buenos Aires, los participantes pudieron obtener una visión de la vida cotidiana en las villas y de las diversas organizaciones sociales que trabajan en ellas. El grupo estuvo acompañado por la Secretaría de Hábitat e Inclusión de la ciudad de Buenos Aires (SECHI), que tiene como objetivo principal el aumento de la calidad de vida a través de la promoción de la participación de la sociedad civil en estos barrios. Esto se busca mediante el desarrollo y el fortalecimiento de las relaciones directas entre la administración pública y los ciudadanos que viven allí.
Daniela Baro, asociada en SECHI, dijo a los participantes que las medidas concretas adoptadas por la Secretaría para mejorar las condiciones de vida se basan en tres pilares: el primero consiste en la presencia constante de SECHI en estos barios para facilitar el acceso a los servicios de administración del Estado para los habitantes. Eso se consigue a través de los "Portales Inclusivos", oficinas municipales establecidas con carácter provisional en todas las villas. Allá los trabajadores sociales intentan mediar entre el Estado y los residentes.
El desarrollo social urbano estratégico constituye el segundo pilar, y se enfoca en el desarrollo del hábitat público y privado. Entre otras cosas, la instalación de sistemas de drenaje, parques, patios de recreo, hospitales y guarderías forman parte de este pilar.
Además, las decisiones se toman según el principio bottom-up, en acuerdo con la comunidad. No existen lugares públicos o construcciones en las que los residentes no hayan tenido la última palabra. Muchas personas en las villas también son artesanos o técnicos con una buena formación, como electricistas u obreros de la construcción. Su conocimiento se aprovecha para su participación en la transformación de los asentamientos. Eso fortalece el sentido de pertenencia y les ofrece perspectivas. Además, al finalizar los programas, los espacios comunitarios quedan casi exclusivamente a cargo de los residentes de las villas. Los participantes de la conferencia obtuvieron impresiones de estas experiencias en la visita a un jardín de infancia, campos deportivos públicos, un centro comunitario con talleres productivos y un centro de rehabilitación de adictos.
Según Baro, el diseño de los espacios públicos cumple un papel clave para la integración de los residentes de las villas. Se necesitan lugares donde la comunidad se pueda reunir. Sea para debatir o para fortalecer el sentimiento de pertenencia a la comunidad. Es por esto que la SECHI promueve la transformación de los espacios públicos abandonados en espacios comunitarios para el bienestar de los habitantes.
El tercer pilar se basa en la integración de los asentamientos informales de la ciudad de Buenos Aires. Para lograr esto, en el largo plazo las condiciones de vida tienen que aproximarse a las de la población de los barrios formales, destacó Baro. Es necesario satisfacer las necesidades básicas y respetar las libertades de los ciudadanos, ofrecerles oportunidades de progreso y no considerarlos como un grupo marginal. La sociedad argentina debe trabajar unida para derrotar la pobreza que prevalece hoy en día en muchos lugares. El crecimiento económico debería beneficiar a toda la sociedad, dijo Baro.
Un problema importante en los asentamientos informales y en la lucha contra la pobreza es, de hecho, la carencia de derechos de propiedad. Esto plantea un gran obstáculo para el desarrollo económico de las villas. Equipar a los dueños de las casas construidas ilegalmente con títulos de propiedad, también forma parte de las competencias de SECHI. Ramiro Masjuan, quien dirige esta tarea, mostró a los participantes del congreso cómo trabaja su equipo. Al inicio, la propiedad debe ser aclarada entre los vecinos en mutuo acuerdo, dijo el experto. A continuación, los residentes tendrán la oportunidad de comprar el terreno, que es propiedad del Estado. El banco de desarrollo estatal ofrece préstamos de bajo interés y con tasas de largo plazo para los futuros propietarios de viviendas. Así se establecen las condiciones necesarias para garantizar la seguridad necesaria para la participación en el ciclo económico.
Como cierre, los jóvenes políticos participaron en una pintada comunitaria junto a los habitantes de las villas con el objetivo de contribuir a la transformación del espacio público. El programa sin fines de lucro "Más Color" y la Secretaría de Hábitat y Inclusión organizaron este proyecto social que permitió la comunicación con los habitantes de las villas y el conocimiento de las dificultades que enfrentan en su vida cotidiana, para promover la cooperación en la búsqueda de soluciones.