Breve resumen
En el estudio en referencia se ha argumentado que la innovación es un factor clave para aumentar la productividad, el crecimiento y el bienestar de cualquier economía. La innovación incluye tanto el desarrollo de tecnologías / procesos nuevos y disruptivos (innovaciones de alto orden) como pequeñas alteraciones marginales de las tecnologías y procesos existentes (innovaciones de bajo orden). La evidencia empírica muestra que las innovaciones de bajo orden, si se distribuyen ampliamente en todas las actividades productivas de un país, pueden fomentar aumentos de productividad y el crecimiento económico a niveles similares a las de las innovaciones de alto orden (Trajtenberg, 2006). Las innovaciones de alto orden tienden a surgir de grandes inversiones en I+D y tienden a ser de alta tecnología, mientras que las innovaciones de bajo orden tienden a ocurrir en sectores de la economía más tradicionales y pueden generar valor si se producen de manera amplia. Las innovaciones son esenciales para desarrollar ventajas competitivas dinámicas, tanto las innovaciones tecnológicas (productos, servicios o procesos nuevos o mejorados) como las innovaciones no tecnológicas (nuevas o mejoradas formas de organización de la empresa y comercialización de bienes y servicios) y así potenciar el crecimiento económico.
Debido a lo anterior, el debate sobre cuales políticas y marcos institucionales son los más apropiados para la promoción del esfuerzo innovador, está tomando cada día un papel más relevante a nivel mundial. De hecho, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE, 2018) ha señalado que la mejora permanente de las capacidades nacionales de innovación y, por tanto, de la productividad, son elementos claves para lograr un crecimiento económico que permita alcanzar estándares de países de alto ingreso per cápita.
La innovación y la tecnología, por otra parte, son procesos sistemáticos y económicos -i.e. empresariales (Fagerberg, 2005). La innovación emerge de la interacción continua entre las empresas, sus suplidores y clientes, y actores externos como las universidades o centros de investigación y desarrollo (I+D). Las empresas no llevan a cabo las actividades de innovación de manera aislada, sino dentro de redes; por ende, estas actividades dependen altamente del entorno externo a nivel sectorial, regional y nacional. El término “sistema nacional de innovación” (SNI) caracteriza las interdependencias sistemáticas dentro de un país,que influyen en los procesos de adopción, creación, difusión y uso de conocimiento en una economía.
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