¿México y el petróleo tienen una simbiosis eterna? Por décadas pareció ser así, pero hoy en día es indudable que la era en la que el petróleo movía a México está por terminarse o al menos debería.
Los precios del crudo son inestables y tienden a la baja, afectando al gasto público y las expectativas de crecimiento en México, mientras que, por el otro lado, las energías renovables se vuelven más competitivas internacionalmente, tanto así que hay países en los que la generación eléctrica con celdas solares o plantas eólicas es más barata que con fuentes convencionales.
México ha sido bendecido con un gran potencial eólico; ningún país de América Latina cuenta con tanta capacidad solar al año y se encuentra en una de las regiones más favorables para generar electricidad a través de la geotermia. Así, el paso más lógico, responsable y audaz que podría tomar México es hacía una transición energética, que le permita explotar su potencial y reducir sus debilidades.
Casos como Alemania, que ha podido aumentar su producción de energías renovables considerablemente demuestran que se puede lograr una transición energética, al pasar de fuentes convencionales a renovables, siendo social y ambientalmente responsable y lograr al tiempo beneficios económicos.
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