El 29 de septiembre de 2020 se realizó, de manera virtual, el desayuno “Agenda Internacional” organizado por el Instituto de Estudios Internacionales de la Pontificia Universidad Católica del Perú (IDEI) y la Fundación Konrad Adenauer (KAS) en el Perú, con el propósito de analizar la posición del Perú en temas actuales en el ámbito multilateral. Para tal efecto, se reunió a un conjunto de autoridades, diplomáticos y especialistas en relaciones internacionales quienes debatieron sobre esta temática, luego de la exposición del embajador Luis Enrique Chávez Basagoitia, director general de la Dirección General de Asuntos Multilaterales y Globales del Ministerio de Relaciones Exterioes.
Como punto de inicio, se planteó la premisa de que, si bien la globalización ha traído una tendencia a la homogeneidad, también ha significado una mayor reafirmación de la singularidad que se evidencia en las inclinaciones nacionalistas y proteccionistas de algunos países. Esta paradoja, desde el punto de vista multilateral, explicaría la fragmentación de la agenda internacional.
En este contexto, se ha afianzado un proceso multilateral, que no permite una aproximación uniforme de los problemas de fondo, lo cual a su vez acelera esta fragmentación, generando un círculo vicioso que revela la necesidad de recomponer el multilateralismo.
Un ejemplo claro de esta necesidad es que en el contexto de la pandemia de COVID-19, no ha sido posible contar con una acción multilateral que haga frente a esta emergencia sanitaria. Al respecto, los participantes coincidieron en señalar la falta de acción efectiva por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) frente a la pandemia; sin embargo, estos también recalcaron el hecho de que la acción de estas depende finalmente de la voluntad y la capacidad de negociar de los Estados que las conforman.
Al igual que la pandemia, hay temas, como la gestión ambiental, en los que la acción individual de un Estado es incapaz de asegurar algún resultado y existe la necesidad de una cooperación no solo entre Estados afines sino también entre aquellos Estados que tengan posturas diferentes frente a un mismo problema.
En ese sentido, el nuevo enfoque del multilateralismo requiere, necesariamente, el esfuerzo de los Estados de reasumir la conducción de los procesos multilaterales. Ello implicará salir de su zona de confort, definir sus agendas y recuperar la capacidad de negociación gubernamental, lo cual también requerirá la capacidad política de realizar ciertas concesiones.
En el caso particular del Perú, en lo inmediato, este país sigue apostando por el fortalecimiento de multilateralismo. Al respecto, resulta necesario hacer mayores esfuerzos para lograr una mejor gobernanza internacional de la salud, fortalecer la cooperación en el tema ambiental y la cooperación interestatal en general.
Otros ejes de acción inmediata para el Perú son la lucha contra la corrupción, la necesidad del desarme internacional, la protección de los derechos humanos, la democracia y el mantenimiento del sistema multilateral del comercio. Sobre este último eje, es importante mencionar la existencia de amenazas proteccionistas que ahora están orientadas a ser herramientas de negociación pero que en cualquier momento podrían desencadenar en un espiral proteccionista cuya probabilidad se ha convertido en algo mucho más probable en el contexto de la pandemia.
Sin embargo, el Perú también tiene prioridades que todavía no son explícitas o visibles porque están en un proceso de definición, las cuales no solo dependen del futuro del multilateralismo sino también de la forma en cómo el Perú se vea a sí mismo en el nuevo contexto internacional. En ese sentido, será necesario tener una reflexión más amplia sobre la política exterior que permita repensar la jurisdicción externa y global del Perú.
En este escenario, el concepto de integración resulta fundamental, el cual ya no puede basarse únicamente en criterios geográficos o comerciales como sucedió con la creación de la Alianza del Pacífico, sino que debe, necesariamente, darse en función de otros intereses globales. Para ello, es importante que el Perú tome conciencia de las fortalezas y debilidades que existen en su territorio, para que en base a ellas pueda articular su política multilateral.
Al respecto, si bien el Perú, como mediana potencia regional, tiene más debilidades que fortalezas, la suma de estas debilidades constituye, en un escenario multilateral como el actual, una fortaleza porque le da la posibilidad de presentarse como un intermediario creíble y esto es así porque el Perú no es una potencia económica, militar o comercial, no controla ningún recurso estratégico y además vive en democracia. Esta paradoja puede ser explotada en una diplomacia multilateral ayudando a superar la falta de diálogo entre Estados y por tanto la falta de resultados en las negociaciones.
Sin embargo, no solo se trata de tomar conciencia de estos elementos de potencialidad, sino también de priorizar las líneas de acción. En ese sentido, será necesario un trabajo basado en evidencia que permita al Perú identificar cuáles son las prioridades o cuáles deberían ser las prioridades del país y también a nivel global aquellos problemas que parezcan más acuciantes y necesitados de una acción multilateral concertada.
En el marco de lo antes mencionado, se concluyó que, si bien la imagen del Perú deberá ser reconstruida debido al impacto de la crisis sanitaria y económica —lo que implicará la constitución de alianzas con otros países— es fundamental que en este proceso se repiense y se implemente una agenda internacional ajustada a la realidad, buscando generar voluntades genuinas de negociación entre los Estados que permitan llegar a verdaderos consensos.
Referencia:
IDEI-PUCP y KAS Perú. (29 de setiembre de 2020). Resumen de Desayuno Agenda Internacional: La posición peruana en temas multilaterales actuales. Lima: IDEI-PUCP y KAS Perú.