Como punto de inicio, se indicó que dos temas urgentes en la política del presidente Biden serán la lucha por superar al COVID-19 y la recuperación económica de Estados Unidos. Sin embargo, además de estos dos temas centrales en la coyuntura estadounidense, que se repiten en casi todos los países del mundo como consecuencia de la pandemia, la administración Biden también tiene preocupaciones en cuanto a la política exterior de Estados Unidos.
Una de estas preocupaciones es la creciente presencia de China en el mundo. Hoy en día no existen dudas de que existe una guerra comercial entre Estados Unidos y China; por ello se espera que la administración Biden continúe siendo agresiva en la lucha por contener la presencia china. Sin embargo, se prevé que —a diferencia de la administración actual que se caracteriza por tener un acento de confrontación— la próxima administración adopte una postura menos combativa, sin que ello signifique menos presión para China.
Frente a este escenario de competencia entre Estados Unidos y China, se puede evidenciar una preocupación bastante generalizada en América Latina sobre la actuación de los países latinoamericanos en este contexto. Al respecto, es importante mencionar el concepto de no alineamiento activo como una opción para los países de la región en medio de la disputa entre ambos países. Si bien este concepto todavía no se encuentra suficientemente elaborado, sugiere la idea de mantener relaciones activas con los dos países, procurar no caer en los puntos de fricción más difíciles entre ellos y al mismo tiempo buscar la concertación entre los países de América Latina para este fin.
En el caso específico del Perú, será necesario que se empiece a analizar las estrategias de acercamiento tanto con China como con Estados Unidos y se defina cuál será la agenda que le permita no solo satisfacer los intereses de ambos países sino también y principalmente los del Perú.
Otra preocupación central de la administración Biden es el nuevo impulso que considera darle al multilateralismo. A diferencia de la administración del presidente Donald Trump, cuya aproximación a los temas de política exterior se caracterizaba por la imposición de la voluntad americana y la no negociación, en el caso de Biden se espera un acento mucho más fuerte en tratativas, a través de los distintos foros multilaterales. En ese sentido, este cambio de acento probablemente se traduzca en el restablecimiento del apoyo de Estados Unidos a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), su reingreso a la Organización mundial de la salud (OMS) así como su reincorporación al acuerdo de Paris.
Por otro lado, este nuevo impulso al multilateralismo también se reflejará en una presencia estadounidense mucho mayor en los asuntos europeos, la cual le permitirá al presidente Biden recuperar a los socios tradicionales de Estados Unidos. En este contexto es muy probable que los postulados de países europeos acerca de que se debe incrementar el diálogo e incentivar salidas pacíficas para la crisis en Venezuela puedan tener un eco importante en la administración Biden y esta apunte hacia una política de mayor contacto con los países que, como el Perú, buscan el retorno de la democracia en ese país.
Otro aspecto sobre el cual ya hay una serie de anuncios y se esperan cambios importantes por parte del presidente Biden es el tema migratorio. En este caso parece seguro que la administración entrante revertirá varias políticas del presidente Trump que fueron duramente criticadas, entre las que se pueden mencionar el veto migratorio que restringe el ingreso de migrantes de países de mayoría musulmana y la construcción del muro en la frontera con México.
En cuanto a temas económico-comerciales, cabe esperar que la administración Biden tenga algunos nuevos acentos clásicos de casi cualquier administración demócrata en temas vinculados al desarrollo, la protección de los Derechos Humanos y la corrupción. Asimismo, se prevé que la administración entrante tenga una presencia mucho más fuerte y activa frente al desafío global que implica el cambio climático.
Con relación a este último punto, es probable que este nuevo acento del presidente Biden en temas medioambientales implique para el Perú la necesidad de trabajar en áreas como la minería y la tala ilegal. Los constantes reclamos y problemas en estas dos áreas no le han permitido al Estado peruano tener un grado de control suficiente como para ser confiable desde el punto de vista estadounidense. En ese sentido, es fundamental que se brinde la importancia necesaria a la problemática de ambos sectores, más aún cuando el Tratado de Libre Comercio entre el Perú y Estados Unidos contiene cláusulas específicas sobre estos temas.
Finalmente, un tema en el que también se espera un cambio de acento por parte de la administración Biden es la lucha contra el tráfico ilícito de drogas. Al respecto, los participantes coincidieron en señalar que existe un fuerte desbalance entre el apoyo de Estados Unidos a Colombia frente al Perú, el cual está originando un nuevo efecto globo, no solo en el incremento de cultivos ilícitos en el Perú sino en el traslado de cocaína colombiana al Perú. En ese sentido, resulta necesario que el gobierno peruano empiece a trabajar en el marco de la nueva política nacional para el control de las drogas y pueda lograr tener un acercamiento mayor con Estados Unidos que le permita obtener los recursos que necesita para luchar contra el tráfico de drogas.
En el marco de lo antes mencionado, se concluyó que, si bien la administración de Joe Biden plantea un cambio de acentos en varias políticas adoptadas por el presidente Donald Trump, se debe tener claro que los efectos de este cambio se verán a lo largo de varios meses y no de manera inmediata.
Referencia APA: IDEI-PUCP y KAS Perú (17 de diciembre de 2020). Resumen de Desayuno Agenda Internacional: La administración Joe Biden y su impacto para América Latina y el Perú. Lima: IDEI-PUCP y KAS Perú.