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Según María Andrés Marín, directora de la Representación del Parlamento Europeo en España, Francisco Aldecoa, presidente del Consejo Federal del Movimiento Europeo en España y Wilhelm Hofmeister, director de la Oficina para España y Portugal de la Fundación Konrad Adenauer, son los ciudadanos europeos los que han salido ganadores de las últimas elecciones europeas. España, en concreto, ha sido el país que más ha aumentado la tasa de participación, de un 45,8% en 2014 a un 64,3% en 2019. El nuevo Parlamento se caracteriza por su pluralidad creciente. Comparado con la configuración anterior de la Cámara, ahora se requiere el voto favorable de al menos tres bancadas políticas para lograr una mayoría absoluta. Esto conlleva que las exigencias frente a los políticos de encontrar compromisos y de ponerse de acuerdo entre los diferentes grupos políticos serán más importantes que nunca, especialmente considerando que el conjunto de la Unión se está enfrentando a desafíos tan graves como el Brexit, el cambio climático y la necesidad de reformas institucionales en la Unión Europea. Realzaron la falta de un programa en común de los partidos euroescépticos y subrayaron que la pérdida de escaños de parte del Partido Popular Europeo (EPP) y de los Socialistas y Demócratas (S&D) la compensaron mayoritariamente la Alianza de los Liberales y Demócratas (ALDE) y los Verdes (Greens-EFA), partidos plenamente pro-europeos.
Las perspectivas para la democracia en la Unión Europea
El ex vice-presidente del Consejo de Ministros de la República de Italia, Angelino Alfano, detecta dos grupos con diferentes visiones de Europa: los que ven Europa como un problema y los que ven Europa como oportunidad y solución. Sin la Unión Europea, así el Sr. Alfano, todos estaríamos más pobres, más aislados y menos libres. Sin embargo, hacen falta reformas importantes para tener una Europa social que proteja a los más débiles, para aprovechar de las oportunidades de nuestro mercado único europeo y para evitar el peligro de ser internacionalmente marginalizados. “El éxito continuado de Europa dependerá de si estamos capaces de desarrollar nuevamente una clara visión constructiva de cara a los grandes retos del futuro inmediato” afirma el ex vice-presidente, haciendo referencia a los grandes visionarios de Europa, Alcide De Gasperi, Konrad Adenauer y Robert Schuman, cuyas inspiraciones sentaron las bases para los logros de la Unión Europea después de la Segunda Guerra Mundial.
Instó al auditorio a nunca olvidar que la Unión Europea es y sigue siendo en primer lugar un proyecto de paz. Según el, la Unión Europea sigue siendo un edificio que da mucha esperanza y seguridad a los Europeos, pero al que hay que seguir completando y reformando cíclicamente.
El futuro papel de la Unión Europea en la política internacional
Sven Biscop, director del programa “Europa en el Mundo” del Real Instituto Egmont de Relaciones Internacionales, Bruselas, Bélgica, se centró en su discurso en los retos geopolíticos y de seguridad a los que se estará enfrentando la Unión Europea durante la próxima legislatura del Parlamento Europeo. En este contexto, el nuevo Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores se enfrentará al desafío de acordar con los Estados miembros un consenso de tres dimensiones. Primero, se debe conseguir un posicionamiento estratégico duradero en común frente a las dos potencias mundiales, Estados Unidos y China. En segundo lugar, la Unión Europea tiene la capacidad y la responsabilidad de ofrecer a países terceros la diversificación de sus relaciones comerciales para evitar una dependencia de una de las dos potencias. Como tercera dimensión, la Unión Europea debe avanzar en la integración estratégica dentro de sus propias fronteras. Si los líderes europeos toman ese reto en serio, esto conllevaría el planteamiento de cuestiones como por ejemplo la limitación de interferencias extra-europeas en asuntos de seguridad europea y la profundización de la integración de una defensa en común.
Las reformas políticas e institucionales y el papel de España
Ramón Jáuregui, ex portavoz de la delegación socialista española en el Parlamento Europeo de 2016 a 2017 y José María Lassalle, ex Secretario de Estado para la Sociedad de la Información y la Agenda Digital de España entre 2016 y 2018 y el moderador Jochen Müller, director adjunto de la Representación de la Comisión Europea en España, indagaron en el impacto que tendrá la nueva configuración del Parlamento Europeo en España.
Ramón Jáuregui destacó que los eurófobos solo tendrán el 15% de los escaños en el nuevo Parlamento Europeo. Aunque el EPP y el S&D y continúan siendo las fuerzas más importantes en el pleno, se requerirá una coalición de tres o de cuatro partidos para obtener mayorías estables. A pesar de las mayorías relativas de partidos euroescépticos en algunos países, el Eurobarómetro demuestra que más de dos tercios de los ciudadanos europeos están a favor de la Unión Europea. Subraya que sería clave que los líderes europeos alcanzaran un equilibrio inteligente en la repartición de los puestos importantes de la Unión Europea. Además, el Sr. Jáuregui ve la necesidad de completar la creación de la moneda única europea, de armonizar los estándares y leyes de empleo, así como de ponerse de acuerdo en la cuestión migratoria y el avance en el ámbito de la defensa en común. Según él, a la luz de un presidente estadounidense abiertamente antieuropeo, la Unión Europea se tiene que preparar para todas las eventualidades del Brexit.
José María Lassalle retomó en su intervención el fenómeno del miedo en el siglo 21. Según Lassalle, la preocupación y el miedo de grandes partes de la población han surgido de la revolución digital. En particular, las nuevas tecnologías y la digitalización amenazan la clase media. El populismo se asienta en el miedo del futuro que existe en todas las sociedades europeas. China y los Estados Unidos están luchando la Cuarta Guerra Mundial – una guerra tecnológica entre el “mandarinato digital”, con el poder en las manos de algunos pocos líderes políticos y el “calvinismo digital” que consiste en el gobierno tecnológico de las empresas de Silicon Valley. En esta guerra tecnológica, Europa representa uno de varios campos de batalla entre las dos potencias, ya que la UE es un espacio que produce grandes cantidades de datos, un bien que algunos consideran como el oro o el petróleo del siglo 21. Por ello, Lassalle recomienda reinterpretar el papel de la Unión Europea en este contexto y situarse como un actor independiente entre las dos potencias, ofreciendo a la sociedad internacional una tercera vía basada en los valores europeos, que aprovecha el avance tecnológico para el incremento del bienestar humano pero que protege los ciudadanos de un abuso de las tecnologías en ventaja de unas pocas empresas o grupos políticos poderosos y en detrimento de los derechos humanos y civiles de grandes capas sociales. Es aquí donde radica un gran atractivo de Europa y de los valores que representa de cara al futuro.