La economía mundial en 2013 estuvo caracterizada por un bajo dinamismo con indicios de relativa recuperación marcada fundamentalmente por varios hechos
durante el segundo semestre. El más significativo fue el anuncio del posible fin
del estímulo monetario o compra masiva de activos financieros por parte de la
Reserva Federal de los Estados Unidos, mejor conocido como tapering, para
enero de 2014, lo que provocó turbulencias en las economías emergentes sin que
aún entrara en vigor.
La Unión Europea (UE) cerró el año con una relativamente inesperada reducción
de tasas de interés, determinada por el Banco Central Europeo, al mínimo histórico
del 0.25 por ciento alineándose, de este modo, con las políticas de estímulo de la
Reserva Federal estadounidense y el Banco de Inglaterra. En cuanto al crecimiento
se mantienen las velocidades distintas entre los países y se espera un repunte
de la actividad económica en la eurozona para 2014. Mientras que la economía
japonesa cerró el año creciendo a un ritmo menor del esperado.
La incertidumbre constituyó una de las características en el desempeño económico
de los mercados emergentes. Sin embargo, el contexto de mayor desconfianza
estuvo en la China debido a la magnitud de sus cifras económicas. La aversión de
sus autoridades para reportar las cifras consistentes complicó el panorama. China,
segunda economía del mundo, empezó a recortar el crédito desde mediados de año
de manera gradual, con la idea de centrarse en la reestructuración y estabilización
económica. India podría estar en el camino de la recuperación después de un par
de años difíciles con una caída dramática en el crecimiento.
El crecimiento económico de América Latina en un entorno externo de bajo
dinamismo, influido por las condiciones menos favorables en los mercados
mundiales de capital y la débil demanda en China y Europa, así como en el resto
de economías emergentes, ha generado aún mayor presión sobre las monedas
regionales. El peso argentino fue devaluado en 50 por ciento (si se incluye la
agresiva devaluación reciente); el real brasilero cerca del 18 por ciento; el peso
chileno un 14 por ciento y el de Colombia más del 12 por ciento. El peso mexicano
fue devaluado solamente en 3,7 por ciento en el último año.
En sus proyecciones ajustadas de enero de 2014, el FMI pronostica para Brasil
un crecimiento del 2.3 por ciento del PIB para 2014, sin variaciones frente al
crecimiento de 2013, aunque con una ligera recuperación del 2.8 por ciento hacia
2015. Es también importante destacar que hay países como Chile, Perú, Colombia
y México que han marcado diferencias fundamentales al apostar por la apertura
y la competencia a través de la firma del tratado de la Alianza del Pacífico, algo
que sería fundamental a medida que el avance de este tratado va consolidándose
rápidamente, para afrontar el momento de asumir tiempos distintos a los que la
región disfrutó durante la última década.
El mercado de materias primas se debilitó en 2013, por la desaceleración del
crecimiento chino y las perspectivas del tapering de la Fed sobre las mismas al ser
beneficiarias de sus programas de estímulo monetario. En este contexto, aun los
términos de intercambio permanecen favorables y muy por encima de los niveles
de 2009, cuando llegó el golpe de la Gran Recesión a la región, sin embargo
no han dejado de caer gradualmente desde 2012. El principal desafío para las
autoridades económicas de la región consiste en ajustar las políticas públicas
para preservar la estabilidad macroeconómica y financiera y establecer las bases
para un crecimiento sostenido, bajo condiciones externas menos favorables.
La economía boliviana logró resultados positivos durante el 2013, sin embargo
el panorama económico de mediano y largo plazo muestra signos de elevada
vulnerabilidad en cuanto a la sostenibilidad del crecimiento, generación de divisas,
ingresos fiscales, empleo y expectativas inflacionarias. También debe tomarse en
cuenta que se registró una leve disminución en los términos de intercambio, que
incide en el resultado de la balanza de pagos y en la acumulación de las reservas
internacionales.
El aspecto central radica en que la economía boliviana es tomadora de precios,
tiene una elevada apertura externa, sus exportaciones están concentradas en
exportaciones de recursos naturales no renovables (gas y minerales). En el sector
de hidrocarburos el contrato de venta al Brasil vence el 2019 y no se han realizado
inversiones importantes en prospección y exploración de nuevos yacimientos de
gas. En la minería tampoco se han realizado inversiones que permitan encontrar
nuevos yacimientos de minerales.
Las variables macroeconómicas registradas durante el 2013 fueron: 6,5 por ciento
de crecimiento del PIB, 6.48 por ciento de tasa de inflación, superávit fiscal de
0,1 por ciento respecto al PIB en el Sector Público No Financiero. El crecimiento
económico global fue mayor a la meta establecida debido al dinamismo del sector
de hidrocarburos. Sin embargo, no se registraron cambios en el nivel de reservas
de gas natural que al 2011 alcanzaron 11.53 TCF. La puesta en marcha de la
planta de separación de Río Grande y el incremento en el procesamiento de las
plantas de Carrasco y Vuelta Grande, elevaron la producción de GLP.
La minería no logró igualar ni superar el valor registrado la gestión precedente
por la caída en los precios y en el volumen de producción. La tendencia a la
baja en los precios de los minerales iniciada en la segunda mitad del 2011 se ha
prolongado con alguna intensidad en el 2013. Son dos años y medio de caídas
sostenidas pero limitadas de precios. No obstante, los precios al terminar el 2013
continúan altos en comparación a los años anteriores al 2003 y aún permiten un
nivel de rentabilidad aceptable. La caída de precios corresponde a un aterrizaje
suave ya que la especulación financiera, activada en los mercados mundiales
de materias primas en la última década, no ha liquidado aún de forma masiva y
desordenada los stocks acumulados en el mercado.
El sector agropecuario incrementó la superficie cultivada el 2013 en alrededor de
100.000 hectáreas. En el departamento de Santa Cruz el cultivo de sorgo creció
alrededor de 10,3 por ciento de 2012 a 2013, tanto en las campañas de verano
como de invierno. El cultivo de trigo también se aumentó en más de un tercio. Sin
embargo, en ambos cultivos el rendimiento por hectárea se redujo por factores
climatológicos.
En el rubro de cereales se registró un aumento importante en la superficie
cultivada de la quinua que, entre el 2012 y 2013, se expandió en 35,9 por ciento,
sobrepasando las 130.000 hectáreas: Por otro lado, su producción sobrepasó las
60.000 toneladas métricas.
El 2013 fue marcado por el retorno de presiones inflacionarias ya que la inflación
acumulada fue del 6,5 por ciento, mientras que las proyecciones del BCB situaban
a la misma en 4,8 por ciento. A nivel nacional los alimentos han mostrado un
incremento del 17,4 por ciento, que resulta ser el más alto desde el 2010, mientras
que el capítulo que comprende salud subió en 8,9 por ciento.
El sector externo continuó favorable para las exportaciones bolivianas obteniéndose
un resultado positivo en cuenta corriente de la balanza de pagos. El resultado global
de la balanza de pagos contribuyó al incremento de las reservas internacionales
netas. Sin embargo, se advirtió un menor dinamismo en comparación a los años
precedentes, como evidencia de que la bonanza económica habría llegado a su
punto máximo; es decir, se observa, un menor crecimiento de las exportaciones en
relación a las importaciones debido a los menores precios externos. Por otra parte,
se destaca un importante aumento en la inversión extranjera directa y también en
el endeudamiento externo. Todos estos factores han generado una acumulación
importante de reservas internacionales por parte del Banco Central, pero también
han acentuado la apreciación del tipo de cambio real.
El resultado global de las finanzas públicas registró un superávit fiscal de 0.1
por ciento respecto al PIB que se debe exclusivamente a la expansión del sector
de hidrocarburos, que registró niveles de producción nunca antes observados.
Otro hecho que llama la atención es que durante los dos años precedentes,
fueron las empresas públicas las superavitarias, mientras que el gobierno general
mostraba déficits. Esta situación ha cambiado el último año; son ahora las cuentas
del gobierno general las que registran superávit, mientras las empresas públicas
muestran un déficit.
El Banco Central de Bolivia continuó con la política de contracción monetaria con
la finalidad de esterilización del exceso de liquidez por el aumento de las reservas
internacionales netas y la expansión del gasto público y conseguir atenuar las
presiones inflacionarias.
El aspecto más destacable de la política monetaria el 2013 fue la expansion de las operaciones de mercado abierto (OMAs), con el objetivo de controlar el
crecimiento de la oferta monetaria, y enfrentar así las presiones inflacionarias.
Adicionalmente se utilizó el incremento del encaje legal para reducir el crecimiento
de los agregados monetarios. Si bien esto contribuyó a reducir el crecimiento de la
cantidad de dinero en la economía, hizo que las tasas de interés de los títulos de
regulación monetaria se incrementaran, lo que impulsó al incremento de las tasas
de interés en la economía.
Hay que recordar también que el pasado año el Banco Central transfirió US$
600 millones a título gratuito al FINPRO. Esta transferencia redujo las RIN y
seguramente la contra-cuenta fue registrada como una pérdida del Banco Central.
Estas pérdidas han incrementado la base monetaria, pues han generado que la
cantidad de dinero en la economía se incremente.
Aún cuando al salir del Banco Central un monto de dinero muy importante mediante
la transferencia a título gratuito y el crédito al FINPRO que han incrementado la
base monetaria, no se generado aún presión sobre los precios debido a que no
se han gastado. No obstante, en la medida en que estos recursos se ejecuten,
generarán presiones inflacionarias.
El sistema financiero mantuvo una mayor tasa de crecimiento en la captación de
depósitos respecto a la tasa de crecimiento en la colocación de cartera y continuó
con la obtención de utilidades pero menor a la registrada a la gestión 2012.
Si bien desde el 2007 la cartera productiva creció constantemente los últimos dos
años se desaceleró. En 2011 su crecimiento fue de 28,5 por ciento mientras en
2012 y 2013 fue 18,7 por ciento y 14,7 por ciento respectivamente.
El 10 de octubre de 2013 la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI)
emitió la resolución Nº 671 mediante la cual modificó algunas características del
crédito de consumo. Lo más destacado es que se redujo el plazo a un máximo
de 5 años (60 meses), se requiere de una garantía solidaria de dos personas
naturales y se redujo el porcentaje de disponibilidad del sueldo para el servicio de
la deuda de 25 a 15 por ciento.
Claramente el objetivo de la ASFI con esta resolución es restringir el crédito al
consumo que fue uno de los de mayor expansión en los últimos años, si bien
pareciera que la medida buscaba en parte reducir las presiones inflacionarias
desencadenadas la segunda mitad del 2013 , también va en línea con los objetivos
del Estado direccionando el crédito hacia el crédito productivo y de vivienda de
interés social, reduciendo, o al menos, controlado a otros sectores.
Considerando todo el sistema financiero tenemos que la estructura de la cartera
por moneda mantuvo su tendencia llegando a ser a diciembre de 2013 el 85,8 por
ciento en moneda nacional y solamente el 14,2 por ciento en moneda extranjera.
Durante el 2013 se generaron expectativas inflacionarias en los agentes
económicos y las autoridades continuaron con su política de redistribución del
ingreso del sector empresarial (público y privado) a los trabajadores, mediante la
otorgación de un segundo aguinaldo, medida que afectó negativamente a gran
parte del sector privado, debido a que el crecimiento es diferente en cada sector,
subsector y rama y, más aún, las tasas de rentabilidad son totalmente disimiles en
cada uno de los ámbitos de la economía.
En conclusión, el desenvolvimiento de la economía boliviana durante el 2013 logró
resultados positivos, sin embargo la vulnerabilidad de la economía se acrecentó
debido a que no se pudo superar la dependencia de la explotación de los recursos
naturales no renovables, cuyos precios fluctuantes se fijan en el mercado mundial
y que tienden a la baja, comprometiéndose el crecimiento y el bienestar de la
población si estos precios continúan bajando.