Breve resumen
En el estudio en referencia se ha argumentado que la innovación es un factor clave para aumentar la productividad, el crecimiento y el bienestar de cualquier economía. La innovación incluye tanto el desarrollo de tecnologías / procesos nuevos y disruptivos (innovaciones de alto orden) como pequeñas alteraciones marginales de las tecnologías y procesos existentes (innovaciones de bajo orden). La evidencia empírica muestra que las innovaciones de bajo orden, si se distribuyen ampliamente en todas las actividades productivas de un país, pueden fomentar aumentos de productividad y el crecimiento económico a niveles similares a las de las innovaciones de alto orden (Trajtenberg, 2006). Las innovaciones de alto orden tienden a surgir de grandes inversiones en I+D y tienden a ser de alta tecnología, mientras que las innovaciones de bajo orden tienden a ocurrir en sectores de la economía más tradicionales y pueden generar valor si se producen de manera amplia. Las innovaciones son esenciales para desarrollar ventajas competitivas dinámicas, tanto las innovaciones tecnológicas (productos, servicios o procesos nuevos o mejorados) como las innovaciones no tecnológicas (nuevas o mejoradas formas de organización de la empresa y comercialización de bienes y servicios) y así potenciar el crecimiento económico.