Este foro convocó a los representantes más influyentes en la toma de decisiones en el sector público, la sociedad civil, la academia y el sector empresarial en materia agroindustrial para discutir desde el pluralismo una ruta de articulación de esfuerzos para dar solución a los retos del aseguramiento alimentario y la lucha contra el hambre en el país.
El foro contó con tres módulos en los que se buscó articular los debates en la agenda pública respecto a la hoja de ruta para el aumento de la competitividad en el sector agroindustrial, mientras se asegura el acceso universal a la alimentación. En ese sentido, el primer bloque estuvo enfocado en el posicionamiento de Colombia como una potencia agrícola debido a las ventajas comparativas que posee el territorio en la producción de alimentos. Frente a este tema, la ministra de agricultura, Cecilia López, recalcó el avance de la reforma rural integral en el compromiso para convertir a Colombia en una potencia agrícola.
Asimismo, López señaló que la reforma rural será el pilar de la paz total propuesta por el gobierno nacional, y esto permitirá solucionar las barreras estructurales que imposibilitan el pleno desarrollo agroindustrial en el país, garantizando a los productores la seguridad, infraestructura y acceso a servicios necesarios para el sector. En este sentido tambiénseñaló que la propuesta desde el ministerio es la agricultura para la vida, un enfoque que permitirá articularse con los diálogos vinculantes en la construcción del Plan Nacional de Desarrollo que busca dignificar la actividad rural.
El segundo módulo trató acerca de cómo lograr el hambre cero en Colombia. Respecto a este reto, los expertos señalaron el desperdicio de alimentos como uno de los principales objetivos a disminuir, ya que según datos del DNP el 34% de los alimentos aptos para el consumo en Colombia se desperdician. Esto resulta problemático en un país con cifras de pobreza monetaria que se ubican por encima del 39% del total de la población nacional. De igual manera, propusieron la necesidad de redefinir la cadena de producción y distribución de alimentos, así como los subsidios en la canasta básica para garantizar el acceso universal a la alimentación.
El tercer módulo, abordó la seguridad alimentaria y pobreza. En relación a esto, los participantes indicaron que para erradicar la pobreza y asegurar el acceso a alimentos, se debe definir un modelo de desarrollo acorde a las realidades específicas de los territorios urbanos y rurales, pues las dinámicas de consumo varían respecto a su ubicación. En consecuencia, los expertos señalaron que la relación entre la pobreza y la seguridad alimentaria va ligada a la falta de acceso a oportunidades productivas y la incapacidad institucional e infraestructural en el aprovisionamiento de servicios.
Estas condiciones amplifican las condiciones de vulnerabilidad que desencadenan en pobreza y pobreza extrema. Teniendo en cuenta estas premisas, se propusieron diferentes soluciones: el mejoramiento de la malla vial terciaria para disminuir las desigualdades en infraestructura y que en esa medida se pueda desarrollar la actividad productiva agrícola con mayor competitividad; el catastro multipropósito para la caracterización de la actividad rural; y el aseguramiento del acceso de agua potable mediante la construcción de Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) en las regiones del país que no cuentan con estos sistemas. Asimismo, se habló del apoyo a la asociatividad mediante el acceso a instituciones financieras por parte de pequeños productores.