La reunificación de Alemania culminó el 3 de octubre de 1990. 30 años después de esta histórica fecha, el Este y el Oeste han crecido juntos a pesar de las diferencias sociales y económicas existentes. La reunificación fue iniciada por un valiente y visionario plan de 10 puntos del entonces Canciller Federal Helmut Kohl. Le preguntamos al jefe de redacción de Helmut Kohl de aquel entonces, el Sr. Michael Mertes, cómo vivió esta época tan emocionante en ese momento y qué opina de la reunificación hoy en día.
1. Estimado Sr. Mertes, usted fue en 1989 el principal redactor de discursos de Helmut Kohl. ¿Cómo experimentó el tiempo en torno a la caída del muro? ¿Qué expectativas tenía usted de los sucesos?
En la Cancillería Federal ya sabíamos unos días antes que la dirección comunista de la RDA estaba dispuesta a facilitar la salida de sus ciudadanos hacia Alemania Occidental. Pero sí nos sorprendió lo dramáticas que fueron las consecuencias de esa decisión.
A continuación, los pueblos de Alemania Oriental y Occidental vivieron días de una felicidad inimaginable. Pero poco después, tras la euforia inicial, surgió la pregunta de cuáles serían las consecuencias políticas de esta situación. ¿Seguiría Alemania dividida en dos estados, con una República Federal democrática (Alemania Occidental) y una RDA no comunista y renovada democráticamente (Alemania Oriental)? ¿Aceptaría la Unión Soviética la reunificación? Y si así fuera, ¿aceptaría que la Alemania reunificada siguiera siendo miembro de la Alianza del Atlántico Norte (OTAN)? Fue así como finalmente surgió el Programa de Diez Puntos del 28 de noviembre de 1989.
2. El plan de 10 puntos, que presentó Helmut Kohl ya en noviembre de 1989, preveía la unificación de Alemania y fue, por lo tanto, una sensación. Usted estuvo involucrado en su creación en ese momento. ¿Cuáles fueron las reacciones al mismo, tanto en Alemania como en el resto del mundo? ¿Alguna vez dudó de que el plan pudiera ser implementado?
Deliberadamente no hablamos de un "plan", sino de un "programa". Después de todo, un plan contiene especificaciones de tiempo, y había tantas incertidumbres en ese momento que era imposible determinar tales especificaciones. El propio Helmut Kohl confirmó públicamente más tarde que asumíamos que pasarían otros tres, cuatro o cinco años hasta una posible reunificación, es decir, hasta el 1992, 1993 o 1994.
En esencia, el programa de diez puntos no hacía sino confirmar lo que oficialmente siempre había sido la política de Alemania Occidental, a saber, la reunificación de Alemania en paz y libertad. Pero para muchos, tanto en el país como en el extranjero, esto no era más que palabrería oficial, no un objetivo político seriamente perseguido. Se creía que la clase política de Alemania Occidental había aceptado el status quo, e incluso que lo encontraba bastante bueno, una suposición que era válida para parte de la clase política. Hago el comentario porque me parece una explicación relevante al hecho de que el programa de diez puntos de Kohl haya tenido el efecto de una explosión: Kohl dejó claro que para él la reunificación no era una visión abstracta, sino un objetivo concreto a alcanzar paso a paso.
Existían muchas dudas en aquel entonces.
Por una parte, no estaba del todo claro si la Unión Soviética bajo el mando de Mijaíl Gorbachov aceptaría que una Alemania reunificada permaneciera en la OTAN. La RDA había sido la piedra angular occidental del imperio soviético. También hubo resistencia de parte de nuestros aliados, especialmente en Londres y París. Lo que nos dio más confianza fue el apoyo incondicional del entonces presidente de los EE.UU. Georg Bush padre.
La segunda gran pregunta era lo que quería realmente la gente de la RDA. Estaba seguro de que ellos también estaban a favor de la reunificación, pero eso tenía que establecerse en un acto formal. Este acto, esta clara expresión de voluntad, tuvo lugar el 18 de marzo de 1990, cuando el 80% de los votantes en la primera elección libre y justa al parlamento de Alemania Oriental, la Cámara Popular ("Volkskammer"), votaron por partidos que se comprometían a una rápida reunificación.
3. 30 años después de la reunificación, ¿cuál es su evaluación? ¿Se cumplieron las esperanzas y los planes que usted asoció con la reunificación?
Los alemanes tenemos la tendencia a ver el vaso medio vacío en vez de medio lleno. No es mi forma de pensar. Creo que el vaso hoy está al menos tres cuartos lleno.
No obstante, admito que subestimamos las dificultades en el camino hacia la unidad económica y social de Alemania hace 30 años. Ahora bien, hoy podemos decir que la principal línea divisoria económica de Alemania ya no se encuentra entre el este y el oeste, sino entre las regiones que han tenido éxito y las que están quedando rezagadas. Hay regiones ultra-modernas en auge en Alemania oriental que hace tiempo que han superado a algunas regiones tradicionales de la industria pesada en Alemania occidental.
También subestimé las enormes diferencias mentales que se desarrollaron entre este y oeste durante las décadas de división de 1949 a 1990. Aún son visibles hoy en día, y pueden verse, por ejemplo, en el hecho de que la aversión a los migrantes es significativamente mayor en el este que en el oeste. La confianza en las instituciones democráticas tampoco es tan alta en el este como en el oeste - pero si se considera que el vaso está medio lleno, es mucho más alta que en muchos otros países europeos.
La privatización de las empresas estatales de la RDA en los años noventa provocó muchas heridas, ya que en algunos casos condujo a despidos masivos. Esto dejó en algunos alemanes del este la impresión de que habían sido aplastados por el oeste con una brutalidad capitalista. Lo que no es cierto, aunque nunca negaría que en la privatización se cometieron muchos errores evitables.
4. Según el plan de 10 puntos, la Alemania reunificada constituiría una ventaja para la Europa en crecimiento y el proceso de unificación alemana se integraría en un desarrollo paneuropeo. Muchas de las nuevas democracias de Europa Central y Oriental también se incorporaron a la UE en el ínterin. ¿En qué piensa cuando mira el estado de la Unión Europea hoy en día? ¿Está cumpliendo Alemania con sus responsabilidades a nivel europeo e internacional?
Para Helmut Kohl algo estaba claro desde el principio: ante el trasfondo de la historia del siglo XX, especialmente ante el trasfondo de la tiranía nazi y la Segunda Guerra Mundial, nuestros vecinos europeos sólo aceptarían una Alemania unida si se integraba firmemente en las estructuras europeas y renunciaba de una vez por todas a su ambición de convertirse en una gran potencia desencadenada. Desde el punto de vista de nuestros vecinos, Alemania era y es un coloso demográfico, económico y potencialmente también militar en el corazón de Europa, que puede hacer mucho mal, pero también provocar mucho bien.
La reunificación ha desencadenado dos dinámicas históricas en Europa, conocidas como "profundización" y "ampliación". El paso de profundización más importante fue el Tratado de Maastricht (1992), que transformó a la Comunidad Europea en la Unión Europea y creó la base jurídica del euro. Al mismo tiempo, Alemania se comprometió desde el principio con la "reunificación de Europa".
En nuestra opinión, la Unión Europea no fue un proyecto de Europa Occidental, sino un proyecto paneuropeo. Las jóvenes democracias de Europa Oriental formaban parte de ella tanto como las democracias establecidas de Europa Occidental. Así lo había hecho también la Comunidad Europea con España tras el fin de la dictadura de Franco, con Portugal tras el fin de la dictadura de Salazar y con Grecia tras el fin de la dictadura militar. El mantra de Helmut Kohl, que escuché literalmente cientos de veces de su boca, era: "La unidad alemana y la unificación europea son dos caras de la misma moneda".
¿Y si Alemania cumple con sus responsabilidades a nivel europeo e internacional? Aquí también diría: el vaso está medio o tres cuartos lleno. Creo que Alemania desempeñó un papel muy constructivo en la superación de la crisis financiera hace unos diez años, en la superación de la crisis de la migración (que en realidad no es una crisis puntual, sino que se mantiene como un tema permanente) y actualmente en la superación de la crisis del Covid.
Es problemática la dependencia de Alemania de los suministros de energía de Rusia. Muchos europeos del este temen, y con razón, creo, que Rusia pueda usar esta dependencia como una palanca política contra ellos, especialmente contra Ucrania. También se critica que Alemania, con su actitud pacifista - que es sin duda simpática - tiende a mantener reducida su contribución a la seguridad común de los europeos y los americanos. Esto provoca conflictos porque nuestros socios, sobre todo los EE.UU., nos repiten una y otra vez: "Ustedes son parásitos (free-riders): su éxito económico se basa en las exportaciones, pero nosotros debemos utilizar nuestro ejército para garantizar que las rutas comerciales se mantengan libres".
5. ¿Qué desea para el futuro de Alemania? ¿Qué cree qué queda por hacer desde su punto de vista antes del 50º aniversario de la reunificación?
En un artículo para el "Guardian”, el historiador británico Timothy Garton Ash, un excelente conocedor de Alemania, escribió recientemente: "Los últimos treinta años han sido los mejores de la larga y complicada historia de Alemania. Si se le ocurre un período mejor para la mayoría de los alemanes y sus relaciones con la mayoría de sus vecinos, estoy presto a aprender ... Pero los desafíos nacionales y regionales que Alemania ha tenido que superar en los últimos treinta años parecerán inofensivos en comparación con los desafíos globales que deberá afrontar en los próximos treinta años.” (https://www.theguardian.com/world/commentisfree/2020/sep/28/reunification-germany-30-years-eu-transatlantic-western-alliance)
Hoy tengo 67 años y ante todo me pregunto en qué mundo vivirán mis nietos. Creo que su destino estará determinado no tanto por la política interna alemana - en este sentido sigo siendo optimista - sino por los acontecimientos mundiales. ¿Se convertirá Europa en el juguete de las rivalidades y luchas de poder entre los chinos, los americanos, los rusos y las nuevas superpotencias emergentes, o podrá afirmarse como un agente soberano? ¿Serán capaces los europeos de defender su modo de vida democrático liberal contra los extremistas de todo tipo - neonazis, islamistas, anarquistas? ¿No se verán desestabilizados por las campañas de desinformación basadas en Internet de los servicios de inteligencia extranjeros? Y no por último: ¿Qué hacemos con respecto a las causas y consecuencias del calentamiento global? Son las grandes preguntas a las que se enfrentará la generación joven, preguntas a las que la generación de adultos de hoy ya debe buscar respuestas.