Reportajes internacionales
“Madre, tu mirada renueva nuestra esperanza”. Así se lo venimos repitiendo durante todo el camino; y ella, con su mirada, nos mira a todos nosotros como le prometió Jesús al discípulo cuando le dijo: “Ahí tenés a tu madre”. También a nosotros nos dice: “Ahí tenés a tu madre”. Es la madre que vela por los hijos, estos hijos que caminan por la vida muchas veces cansados, necesitados, pero queriendo que la luz de la esperanza no se apague. Eso es lo que queremos: que la luz de la esperanza no se apague. Por eso le decimos todos juntos: “Madre, tu mirada renueva nuestra esperanza”. Mira nuestra Madre, a este pueblo peregrino, pueblo querido por ella, pueblo sufrido, que viene a Luján haciendo silencio en el corazón aunque en el camino haya mucho ruido, conversaciones, distracciones pero es un pueblo solidario que viene cargado con la vida de otros hermanos; y en ese corazón silencioso lleva la vida de los otros hermanos. Un pueblo que camina trayendo esa ofrenda que es la oración, que van a poner ante su imagen por eso hace tanto bien tenerla así cerca. Los ojos se confunden en una mirada de fe y de confianza; y con sus ojos tiernos nuestra Madre mira a los hijos que después de pasar emocionados ante su altar, descansan y duermen en su casa para retornar después a sus casas, a sus trabajos, a sus familias. El momento del encuentro con la Madre se prolonga, es un encuentro que no tiene tiempo. Y a todos nosotros, tus hijos Madre querida, al sabernos mirados con tus ojos serenos, nos brota ese deseo de estar juntos como hijos, como hermanos; aquí solemos venir a descubrir que siendo mas hermanos vamos a fortalecer la esperanza y te pedimos la que renueves, no queremos perder este valor tan grande de la vida y acá lo venimos a renovar pero te pedimos que lo renueves vos.
Por eso te pedimos que nos ayudes a borrar del corazón todo lo que nos pueda llegar a confundir. Lo que ande trabando todo lo bueno de Dios y tuyo, y esto es lo que ninguno de nosotros tiene que tocar: ser hijos tuyos y ser hermanos entre nosotros. Madre: que tu mirada nos defienda para que no nos roben la esperanza. Nuestra Madre nos mira a todos sin exclusión pero se viene ocupando desde hace mucho tiempo de los hijos mas pobres; los hijos que en las sumas y en las restas de los cálculos van quedando al borde del camino. Los hijos del descarte, que los usaron o les probaron mal la vida. Esos hijos que tienen nombre: son los hijos de la Virgen. Mira Madre a tantos descartados, son tus hijos. Míralos y fortaléceles el corazón con la esperanza. Y aquí estamos Madre, tus hijos peregrinos: estamos aquí porque desde hace años en Luján nos proteges como hijos y como pueblo y cada año volvemos solos o con nuestras familias para que las mires también y las bendigas. Esta tu casa Madre, es el lugar donde nos encontramos y podemos decir que es tu mirada la que renueva nuestra esperanza por eso te pedimos Madre que nos protejas, que nos fortalezcas, para que no nos roben la esperanza y aquí en Lujan, los hijos de ésta querida Patria, tus hijos Madre, jóvenes que desde hace años peregrinan saben que no están solos: saben que vos estás aquí para recibirlos, para fortalecerlos, para renovarles la esperanza. Hasta aquí vienen peregrinando con muchos cansancios y no solo el cansancio de los pies… pero aquí nos recuperamos porque Luján, tu casa Madre, es la casa de todos.
Madre, fortalecenos la esperanza. Que no nos roben la esperanza. Madre querida: no nos sueltes de tu mano. Te lo pide todo éste tu pueblo: no nos sueltes de tu mano. Mira a tus hijos que caminan hasta vos: Miralos y acompañalos. Ayudalos a seguir los pasos de tu Hijo para que juntos podamos construir esta Patria de hermanos. Madre, ayúdanos. Todos estamos en tu mano. Que no nos roben la esperanza! Que tu mirada fortalezca la esperanza! Todos juntos:
“Madre, tu mirada renueva nuestra esperanza”.
“Madre, tu mirada renueva nuestra esperanza”.
“Madre, tu mirada renueva nuestra esperanza”.
Ciudad de Luján, 4 de octubre de 2009
Card. Jorge Mario Bergoglio, s.j.
Arzobispo de Buenos Aires