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Después de una breve presentación de los participantes, que en esta ocasión son docentes universitarios, funcionarios del Ministerio de Trabajo, estudiantes, trabajadores sociales y representantes de organizaciones no gubernamentales, Mealla introdujo brevemente a los conceptos fundamentales de la EpD. Explicó que la iniciativa surgió en 2011, con posterioridad a un congreso internacional de la Universidad del Salvador(USAL) sobre “Compromiso Social y Ética”. Destacó que se entiende la “educación” como algo dual y que no debe haber desarrollo sin ética. Por ende, si bien no hay un consenso respecto a la definición de “desarrollo”, este debe ser integral. Recordó que integralidad también significa “ver de provincia a provincia” y no lanzar proyectos nacionales que no están adaptados a las particularidades locales y regionales. Con relación a la evolución de la EpD subrayó el enfoque asistencial del así llamado primer mundo en los años 50 del siglo pasado, el desarrollista en los años 60 -cuando surgieron las organizaciones no gubernamentales desarrollistas-, la perspectiva crítica del desarrollo en los años 70 y la mirada hacia el desarrollo humano y sustentable desde los años 80/90. Reconoció que la cuestión del desarrollo ha llegado a la agenda pública mundial, pero a la vez criticó la distribución desigual de las riquezas en la actualidad. Reivindicó que en un mundo globalizado el desarrollo va más allá de las divergencias norte-sur. Al final, Mealla convocó a los participantes a aplicar la ética y a cambiar la situación actual que -a su juicio- es insostenible.
En la segunda parte de la jornada, Carlos Vigil presentó el documento “Agricultura Familiar: aportes para el fortalecimiento de los pequeños productores” de la Comisión Nacional de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal Argentina. Comentó que el incentivo para la elaboración del mismo fue la ausencia de un “diagnóstico intelectualmente honesto” en aquel momento. Contiene propuestas que están destinadas a abrir el diálogo entre los diferentes actores. Reconoció que el documento llegó sumamente tarde y que está lejos de ser completo. Sin embargo, se enorgulleció porque se había logrado reunir organizaciones campesinas, asociaciones empresariales y catequistas en una misma mesa como resultado de la publicación del informe. Relató que sigue recordando del impacto que tuvo el intercambio de experiencias, citando a un empresario que dijo: “Ahora entiendo lo que son los pequeños productores”. Después señaló que desde la independencia, la Argentina había sufrido cambios de ordenamiento territorial y desestructuración. En la actualidad nos encontramos en un sistema territorial de integración global. A lo largo de los 20 años pasados, desaparecieron 600 pueblos como consecuencia de la migración campo-ciudad. Aparte, la superficie sembrada aumentó significativamente, como también el cambio de uso de suelo. La aplicación de agroquímicos creció un 870 por ciento, la producción un 65 por ciento. A la vez los establecimientos agropecuarios se redujeron a la mitad. Resaltó que un dos por ciento de los productores exporta un 40 por ciento de los granos. Del mismo modo, 83 por ciento de la producción total está en manos del 17 por ciento de los productores.
A continuación, pasó a explicar la situación de los pequeños productores (familiares). Según Vigil, su situación legal es problemática. La mayoría de los agricultores carece de títulos de propiedad válidos. Respecto a las características enumeró que viven en el predio, que producen para el autoconsumo de manera diversificada, que los ingresos generados tienen que ser complementados con trabajos extras y planes sociales. Los pequeños productores están ubicados en la Pampa y en el Norte argentino. Destacó que por su manera de trabajar las tierras, los pequeños productores preservaron el patrimonio común. Además, su producción está destinada al consumo interno y no al extranjero.
Vigil propuso no caer en el “asistencialismo” para fortalecer a la agricultura familiar, sino más bien emplear estrategias integrales y diferenciales. Para eso sería importante que las políticas sean estables y permanentes. Además, es necesario que haya articulación coherente, participación activa y un compromiso verdadero tanto por parte del Estado como de la Sociedad Civil. Los desafíos, entonces, son aumentar la producción y calidad de los productos del agricultor familiar, capacitarlo e investigar, incorporar tecnología adecuada y preservar su autonomía. Hizo hincapié en la necesidad de actuar, ya que en caso contrario irían desapareciendo.
La primera sesión de la jornada finalizó con agradecimientos a Vigil y a los participantes, brindando un panorama de la próxima sesión: El miércoles 14 de octubre expondrán Gabriel Nosetto (Madre Tierra) sobre “Habitat, desafíos y alternativas. Una perspectiva desde el GBA” y David Cantero Pérez (Médicos Sin Fronteras) acerca de “Los principios de la acción humanitaria”. La semana que viene informaremos sobre los contenidos de sus exposiciones. Para más información sobre el evento por favor haga click acá.
Carmen Leimann