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El informe de Milenio hace un análisis del contexto económico general de Bolivia y de las perspectivas económicas para el 2009. El informe destaca, que la tendencia observada en los últimos años de la economía boliviana experimentó un punto de inflexión entre un desempeño económico reciente caracterizado por un contexto internacional extremadamente favorable, de altos precios de exportación de materias primas y de ingresos de divisas, a un periodo caracterizado por la crisis financiera y la recesión internacional. Tanto durante el periodo de bonanza externa vivido durante el periodo (2006-2008), como el de tránsito hacia un entorno de crisis internacional (a partir de mediados de 2008), el informe destaca que el manejo de la economía boliviana genera dudas.
El informe destaca que durante la bonanza, los ingresos provenientes del exterior por concepto de exportaciones y transferencias privadas (remesas) aumentaron de US$ 2,429 millones en 2004 a US$ 7,760 millones en 2008, es decir fueron superiores en US$ 5,331 millones. Durante este extraordinario boom, sin precedentes en la historia económica del país, la inflación tendió a incrementarse, las tasas de inversión permanecieron bajas, la inversión extranjera directa se redujo a niveles mínimos, aumentó la apreciación cambiaria, creció la dependencia de las exportaciones en pocos productos de materias primas, se perdieron mercados de exportación y el acceso preferencial al mercado de los Estados Unidos para nuestras exportaciones, subió la propensión a importar y el gasto público se incrementó considerablemente. Paradójicamente en este marco la migración de bolivianos, principalmente a España, a Europa creció significativamente.
La gestión económica para Milenio en el periodo de transición hacia el contexto dominado por la crisis externa también motiva cuestionamientos. Si bien los efectos de la crisis no han sido aún sentidos en su real magnitud en varios sectores de la economía, existen ya algunos indicios sobre sus efectos. El sector minero es tal vez el primero en experimentar los efectos de la crisis, debido a que los precios internacionales de los minerales comenzaron a caer con mayor anticipación. Esto se ha traducido en el cierre de varias empresas y en el aumento del desempleo. Durante los pocos meses en que el país ha comenzado a experimentar los efectos de la crisis, se ha producido una significativa apreciación del tipo de cambio, como resultado de las devaluaciones de los socios comerciales, mientras que en el país el Banco Central de Bolivia (BCB) ha decidido mantener el tipo de cambio fijo. También existe una percepción equivocada por parte de las autoridades económicas del país, de que la economía boliviana se encuentra blindada a los efectos negativos de la crisis, lo que ha llevado a que no se adopten medidas efectivas para prevenir los efectos negativos de la misma. Si bien el país cuenta con reservas internacionales importantes, éstas van a estar sujetas a una fuerte presión en los próximos meses y pueden fácilmente reducirse a la misma velocidad en que se incrementaron. Finalmente en el informe se expresa que con la aprobación de la nueva Constitución Política del Estado en diciembre de 2008 tampoco es oportuna en la coyuntura actual de crisis internacional, ya que ésta introduce elementos de incertidumbre para la propiedad y actividad privada, lo que seguramente va a afectar el clima de inversión en el país y traducirse en menores niveles de inversión privada y baja generación de empleo.