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Notas de acontecimientos

Seguridad Alimentaría en Bolivia

Coloquios Económicos Nº 22

El viernes 12 de agosto la Fundación Milenio con el auspicio de la Fundación Konrad Adenauer (KAS) presentó el vigésimo segundo “Coloquio Económico” de los autores José Valdivia, Vanessa E. Riveros y Hernán Zeballos en La Paz que abordó el siguiente tema: “Seguridad Alimentaría en Bolivia”. Los coloquios económicos son estudios sobre un tema específico que formulan nuevos análisis y proponen nuevas ideas para la evaluación de la economía.

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Las palabras de apertura y presentación formal del libro estuvo a cargo del Director Ejecutivo de la Fundación Milenio, Mario Napoleón Pacheco. A continuación la representante de la Fundación Konrad Adenauer, Susanne Käss, agradeció la asistencia de todos los presentes y resaltó la importancia de éstos coloquios para crear espacios de debate que ayuden a difundir los temas económicos de actualidad boliviana. Expresó que especialmente el tema de la “Seguridad Alimentaría” es muy importante, no solo en tiempos de crisis alimentaría como en Somalia actualmente sino también en la vida cotidiana de Bolivia donde mucha gente sufre de hambre.

La publicación está dividida en tres partes. Primero, Hernán Zeballos H. presentó los resultados de su investigación. Para introducir al tema dio la definición de seguridad alimentaría de la Organización de los Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que expresa que existe seguridad alimentaría si:”…todas las personas tienen en todo momento acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimentarías”. Después explicó las causas del problema de seguridad alimentaría en Bolivia. La población boliviana, que ha crecido mucho desde 1900, se concentra en la parte occidental del país que tiene un carácter urbano. Como resultado la producción agropecuaria nacional que antes alimentaba al país, situada en la parte andina se haya desplazado hacia el oriente boliviano con el departamento de Santa Cruz como el principal proveedor de alimentos hoy en día. Al contrario del oriente del país, el occidente es caracterizado sin embargo por un bajo nivel tecnológico, limitaciones climáticas naturales y un promedio de cultivo por familia campesina que no sobrepasa las 2 hectares. Al mismo tiempo los datos de pobreza revelan que 70 por ciento de la población acusa índices de pobreza elevados, lo cual a su vez se encuentra asociado con su deficiencia alimentaría.

Para ilustrar esa tendencia Hernán Zeballos H. presentó un gráfico que mostró claramente que altos niveles de la vulnerabilidad alimentaría se presentan en municipios de occidente. Dijo que resulta importante destacar los bajos niveles nutricionales y la pobre alimentación que caracteriza al departamento de Potosí donde 66% de la población se encuentra en déficit de adecuación energética. En este contexto hico hincapié en que aunque Bolivia experimenta un alza de precios desde el 2008, hay un aumento en la compra y el consumo de los alimentos. Eso, según el autor, se explica por el crecimiento del PIB en los últimos años que significa que hay más dinero en circulación y la gente compra más.

El autor concluyó que Bolivia muestra serios problemas en cuanto a la cantidad y calidad de su alimentación. Existen problemas de déficit energético en el consumo de amplios sectores de la población, sin duda, en los sectores de menores ingresos. Resulta que se requieren acciones de política para mejorar la seguridad alimentaría del país, cuando menos en dos frentes: 1) Medidas dirigidas a facilitar el acceso de alimentos que provean una alimentación más balanceada a favor de amplios sectores de la población (información y educación) y 2) Medidas para mejorar la capacidad productiva del país, en el ámbito agropecuario, que contribuya a la producción de alimentos tanto para el consumo interno, como para seguir ampliando la capacidad exportadora de Bolivia, lo cual redundará en economías de escala que permitan tener una agricultura con mayor competitividad.

La segunda autora, Vanessa E. Riveros, empezó su presentación del trabajo con la explicación de algunos conceptos básicos sobre la seguridad alimentaría y sus diferentes técnicas de análisis. Desde el punto de vista temporal se ha diferenciado tres tipos básicos de inseguridad alimentaría: La inseguridad crónica corresponde a una dieta inadecuada continua causada por una persistente incapacidad de obtener alimento y suele reflejarse en un estado nutricional masivo deficiente. La inseguridad temporal es un estado delimitado en el tiempo, generalmente de menor duración, dañino, pero que no causa efectos nutricionales masivos irrecuperables. Se presenta cuando existen shocks económicos, climatológicos y desastres naturales que disminuyen la disponibilidad de alimentos o el acceso a éstos. La inseguridad estacional se presenta cuando existen desajustes en la dieta por razones estaciónales. La presencia de peces en ciertas épocas del año y su ausencia en otros es el mejor ejemplo al respecto.

Posteriormente, habló también sobre el alza de precios recientes de diferentes grupos de alimentos (azúcar, cereales y derivados, carnes, aceites y grasas, productos lácteos etc.) y la oferta de alimentos esenciales en el país. Mostró el ascenso de los precios de los alimentos actúa como un impuesto regresivo, que ahonda las disparidades en los niveles de vida y recae en mayor magnitud en las personas de escasos recursos, que en Bolivia representan aproximadamente 60 por ciento de la población. Basada en los resultados de su investigación, la autora concluyó que Bolivia claramente vive una situación de inseguridad alimentaría crónica con la tendencia a mejorar levemente en el tiempo. Esta situación crónica ha sido agravada dos veces por los shocks de 2008/2009 y 2010/2011. Si los shocks son suaves y la sociedad tiene capacidad de recuperación, continuará la lente tendencia al mejoramiento de la situación alimentaría. Por el contrario, si el país no tiene capacidad de recuperación, los lentos progresos alcanzados a lo largo del tiempo pueden ser anulados y Bolivia retrocederá varios años en su condición alimentaría.

Los resultados de la investigación del tercer autor, José Valdivia Urdininea, se puede resumir en los tres puntos siguientes. Primero, el departamento de Santa Cruz es estratégico para la seguridad alimentaría nacional, pues genera los volúmenes más importantes de los productos que son básicos para atender los requerimientos de alimentación de la población. Ese departamento es también fundamental para la generación de divisas, empleo e ingresos para un número creciente de habitantes poblacionales que viven o migran allí. Por esta última vía – la generación de ingresos- tiene también que ver con la seguridad alimentaría, en tanto genera condiciones de acceso a los alimentos por la capacidad de compra. Segundo, los precios internos de los alimentos continuarán teniendo presiones al alza como producto de la incidencia de los factores inflacionarios externos, pero también por las condiciones internas, entre las que corresponde destacar el incremento del ingreso de estratos pobres de la población producido en los últimos años a raíz de la confluencia de los precios externos de los productos de exportación, las remesas, las políticas públicas redistributivas y las actividades informales. Es decir, existe una inflación por demanda que índice en el índice de precios al consumidor. A ello deben agregarse los problemas tanto estructurales como coyunturales que tiene el sector agrario boliviana, los mismos que inciden de manera significativa en restricciones en la oferta alimentaría. Tercero, la visión de corto plaza de las políticas públicas está llevando al país a perder la oportunidad de aprovechar sus recursos naturales renovables y el posicionamiento en el mercado internacional de los productores nacionales. En este sentido, es evidente que la crisis de precios hacia arriba constituye una oportunidad tanto para posicionar al país en el mercado como para aprovechar el mejoramiento de los términos de intercambio campo-ciudad para reducir la pobreza rural, que es la de mayor incidencia y profundidad.

El evento culminó con un vino de honor en el cual los participantes intercambiaron preguntas y comentarios con los expositores.

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