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Ranas rojas venenosas, osos perezosos o plantas de cactus muy raras: La lista contiene al final más de 70 especies, tras de caminar solo 150 metros en unas dos horas. La lista se muestra poco clara, intentando visibilizar las interconexiones entre estos 70 animales y flores. “Todo está conectado. Nada existe sin razón de ser para otros“, explica el guía de la gira, Rodolfo Alvarado. “Si falta un elemento en el ambiente, lo demás no funciona.”
La gira permite adentrarser un poco en el territorio de la Estación Biológica "La Selva", localizada cerca de Sarapiquí, entre San José y la costa caribeña de Costa Rica. La estación pertenece a la Organización para Estudios Tropicales, que ofrece sin fines de lucro una plataforma para investigadores de todo el mundo. ¿Cómo se puede conservar este bosque primario?- es una de las preguntas que se investigan en el territorio de 1,600 hectáreas.
El grupo visitante de hoy se compone de funcionarios del Ministerio de Hacienda, la Contraloría General de la República (CGR), MIDEPLAN, y el Banco Central de Costa Rica (BCCR). La gira forma parte de un programa de creación de capacidades para entidades clave no ambientales, organizada por la Academia de Centroamérica, con el apoyo de la Fundación Konrad Adenauer y de la Agencia para la Cooperación Alemana (GIZ).
Adentro de la selva tropical se puede sentir el sentido de la palabra “Biodiversidad” – al igual que la sensibilidad de este sistema. Rodolfo Alvarado quiere mostrar que su protección no es una gestión de los expertos que trabajan en cambio climático. “Hay una hipótesis que sostiene que bosques tropicales como estos se pueden convertir en una sabana africana en apenas 200 años. Es nuestra casa la que estamos destruyendo. Cada poquito importa. Todo poquito de ayuda va a tener resultados.”