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En el taller de diálogo participaron alrededor de 43 colaboradores de diferentes sectores e instituciones, como el Instituto Costarricense de Drogas, el Centro Penitenciario del Buen Pastor, la Asociación Costarricense para el Estudio e Intervención en Drogas, representantes del Hogar de la Esperanza, de la Defensoría de los Habitantes y del Ministerio de Justicia y del Ministerio de Salud entre otros.
El taller se llevó a cabo con el objetivo de discutir la influencia del narcotráfico y el consumo de drogas en la redefinición de la realidad geopolítica y de establecer un verdadero esfuerzo de colaboración entre los diferentes sectores para que sea la dignidad la que dicte un discurso social.
El Director Ejecutivo del Instituto Centroamericano de Gobernabilidad, Dr. Jaime Ordoñez destacó que se debe poner mayor énfasis en la seguridad ciudadana a causa de que es la más amenazada. En este contexto, el taller se convirtió en un espacio que permitió la aclaración de dudas, reflexiones y sugerencias y se abrió también a proyectos interesantes de otros países para que se pueda crear una política de salud que revise las normativas y mejore las limitaciones de la fuerza policial. Para lograr esa meta, se abrieron constantes espacios de intercambio entre los asistentes, en lo que se enfatizaron necesidades y se mencionaron carencias del sistema estatal y político cuyas condiciones se debe revisar y mejorar para considerar las necesidades de la sociedad.
En sentido de las necesidades y mejores prácticas internacionales, la investigadora del Instituto Centroamericano de Gobernabilidad, Glorianna Rodríguez incluyó el trasfondo social que se debería tomar en cuenta para abordar el tema. Además de la criminalización, las problemáticas que trae el consumo de drogas no son asuntos aislados y no se limitan a argumentos de exclusión social. Se debe integrar un enfoque social, establecer formas disponibles de re-integración y políticas públicas basados en los derechos humanos.
Existen diferentes alternativas en el extranjero, como por ejemplo en Portugal que se imponen multas. Varios programas sociales ayudaron a Portugal a mantener uno de los índices de consumo de drogas más bajos en Europa. Se destacó que el derecho a la salud es lo más importante y que es necesario que el criterio humano fuera integral.
Sin embargo, las políticas públicas de hoy en día siguen siendo estigmatizantes. Además, la vulnerabilidad puede llevar a conductos peligrosos o delictivos. En este contexto, la situación se complica por factores micro- y macrosociales como el bajo nivel de educación, influencia negativa de padres que no pueden reaccionar de forma adecuada debido a su propio consumo y la disponibilidad de drogas. Todavía no existen campañas para padres y en las comunidades hay poca participación, apoyo y mucho tráfico, además de consumo de drogas.
Además, las cárceles no parecen ser los centros adecuados para tratar adicciones, explicó Maricela Méndez del Buen Pastor y mencionó que los consumidores tienen que confrontarse constantemente con la desconfianza y el desbalance después de ya haber sobrevivido múltiples formas de victimización. Se mencionó la falta de programas de prevención, acompañamiento y una falta de alternativas. Es importante preguntarse si el derecho a la salud es compatible con las formas de penalización del consumo de droga que existen. En este asunto, el prohibicionismo no ha dado buenos resultados. Y uno de los problemas es el enfoque que se centra en la enfermedad y no logra ver más allá de la sustancia. Al mismo tiempo, se hace poca diferencia entre las drogas existentes lo que sería necesario para establecer proyectos que realmente contribuyen a mejorar la problemática.
Sin embargo, lo que los representantes del Hogar de Esperanza especialmente destacaron es que la salud pública es un área que debe estar disponible para todos con la meta de reducir los daños. Además, se debe considerar la certeza que una sociedad libre de drogas es inalcanzable. La meta para el futuro de este enriquecedor taller para distintos sectores y la política pública, es la disminución de una violencia institucional, la importancia de una ética de comunidad que no debe ser oprimido por normas verticales y la propuesta de disminuir los daños del consumo, en vez de crear la meta utópica de la abstinencia.