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Economía Social de Mercado
Este modelo socioeconómico surgió en Alemania en el año 1948. En ese entonces hubo una necesidad social de un consenso frente a extremismos, que permitiera la reconstrucción de la República Federal a la salida de la Segunda Guerra Mundial. El objetivo era lograr la reconstrucción alemana con eficiencia económica y justicia social, enfrentando visiones polarizadas: la ultraderecha como resabio del nazismo y la opción estalinista, presente en la RDA.
Las premisas éticas en que se basa la Economía Social de Mercado son derivadas de la doctrina social cristiana, ubicando al la persona como el centro de los procesos sociales y como centro de la actividad económica. De suma importancia se considera la protección de los derechos individuales como justicia y libertad, de los derechos republicanos como solidaridad social y la instalación de un mercado con mecanismos de compensación social sustentados en el principio de la subsidiariedad.
La base teórica fue elaborada por los economistas Eucken, Müller-Armack, y Erhard de la “Escuela de Friburgo”. Ellos partieron del Ordoliberalismo que propone fomentar una ciudadanía con independencia y sentido de responsabilidad más una economía de libre mercado con estricta regulación por el Estado. La Economía Social de Mercado debe ser concebida como una “idea abierta” y no como una “teoría cerrada” o sea se adapta en el tiempo y el espacio. Ella reconoce las funciones esenciales, tanto del Estado como del mercado, ambos al servicio de las personas y de sus asociaciones.
Una caracterización básica del modelo sería la combinación de un orden económico caracterizado por:
- La propiedad privada con responsabilidad social,
- La libre formación de precios, pero enfrentando las distorsiones generadas por el laissez faire, laissez passer,
- La libre circulación de trabajo, capital y servicios;
- Un orden laboral que reglamenta el trabajo y los salarios mínimos.
- Un amplio sistema de seguridad social basado en justicia, rendimiento y compensación social (seguro de desempleo, atención en salud, vivienda…)
- Una libertad individual que requiere responsabilidad en torno a las consecuencias de las propias decisiones
- Freno a la concentración de mercados o sea la competencia monopólica y oligopólica mediante un régimen establecido de competencia
- Freno a la participación directa del Estado en la actividad productiva y en la formación de precios, salvo en la producción de bienes públicos
- Libertad de mercado limitada por los intereses públicos
- Participación de todos en el bienestar social conjunto (todos deben participar del PIB de acuerdo a su eficiencia)
- Política deliberada de distribución del ingreso (mecanismos fiscales de impuestos sobre el ingreso)
Mercado, Estado y responsabilidad social en tiempos de recesión
La responsabilidad social no concierne sólo a un agente sino al Estado, los empresarios y los sindicatos y otros actores sociales en su conjunto.
En cada institución y forma de organización participan agentes diversos, así que no hay que confundir los intereses de una institución (por ejemplo la empresa o el Estado), con los de su agente más poderoso (el empresario o el gobierno). Al interior de la empresa y del Estado se conjugan intereses diversos, por lo que la responsabilidad implica aceptar límites a las pretensiones de cada agente en cada institución.
La responsabilidad social no es atemporal ni se expresa universalmente de la misma manera. Se expresa en función de las circunstancias de cada individuo, cada organización y cada sociedad. No es exigible un comportamiento idéntico al microempresario que al gigantesco, al trabajador que percibe el salario mínimo que al alto ejecutivo.
La responsabilidad social de las empresas no se debe confundir con pura filantropía. Las empresas tienen una responsabilidad social ante el medio ambiente (responsabilidad ecológica e intergeneracional), los propios trabajadores, los clientes, los proveedores, los competidores y ante el territorio de operación e incidencia. Las iniciativas a cumplir con esta responsabilidad se deben derivar de compromisos y códigos éticos establecidos en las empresas. Un caso actual de debate social es la llamada flexibilización del mercado de trabajo. Aquí la pregunta sería ¿quién debe flexibilizarse, cómo y ante quién? ¿El trabajo al capital o el capital al trabajo? El concepto de la OIT llamado “flexiseguridad” propone la flexibilización de ambas partes o sea trabajadores más flexibles a cambio de una participación en el control de la empresa.
El Estado es responsable ante la sustentabilidad, los ciudadanos (soberanía democrática y cohesión social), y ante los demás Estados, la autoridad del propio gobierno y de éste ante la oposición y la disidencia, ante sus obligaciones legales, económicas, políticas, sociales y ambientales y ante el uso eficiente de sus recursos y los criterios claros de asignación de los mismos.
La responsabilidad social implica, sin embargo, acciones comunes con respecto al contexto global, como frente a la degradación ecológica o la concentración de la riqueza. Ello implica que ningún actor pueda actuar solo, en función de sus intereses específicos. La sustentabilidad y el desarrollo implican la aceptación de reglas por todos los actores. Por eso son de suma importancia las negociaciones intersectoriales, multipartitas y entre territorios. Un ejemplo de esto son los Consejos Económicos y Sociales europeos (ECOSOC) que tienen una función consultativa de consejo.
En resumen: La responsabilidad social implica el reconocimiento recíproco de intereses, ideologías, inteligencias y necesidades, en el marco de contextos sociales, ambientales, territoriales e históricos específicos.
CMTC
Según Dennis Cabezas, el secretario general de la CMTC, su central de sindicatos siempre está dispuesta a dialogar, de hecho ya lo hace en diferentes comisiones y varias ocasiones. El principal problema sería que muchas veces el gobierno después no cumple los acuerdos. Al dirigente sindical le cuesta imaginarse que en Costa Rica el gobierno y las empresas estén dispuestos a implementar una Economía Social de Mercado. Expuso que en el país, sobre todo las empresas transnacionales, tienen demasiada influencia, mientras los PYMEs luchan por su sobrevivencia. Aclaró que la CMTC no está en contra del libre comercio per se, sino solamente cuando los políticos lo aprueban sin entender los documentos correspondientes y cuando está usado por minorías para enriquecerse y no para el beneficio de la población. Piensa que la cooperación internacional debería incidir más en el gobierno y vincular los fondos más estrictamente a buenas prácticas o sea, a exigir que las partes se sienten juntas a dialogar y que luego cumplan. Enfatizó la importancia de la capacitación de los sindicalistas con el fin de que puedan entender documentos técnicos, debatir con los otros sectores y elaborar buenas propuestas para diferentes desafíos del país. El poder de un buen sindicato es la convocatoria/movilización y la transparencia. Concluyendo pidió que la Fundación realizara este mismo conversatorio con empresarios y políticos y luego con las tres partes juntas.
AED
Según los empresarios de AED actualmente tanto los políticos como los ciudadanos costarricenses están petrificados por la crisis. Económicamente no se mueve nada ni nadie porque cada sector tiene miedo de salir perdiendo mientras otro sector se pueda aprovechar. Hasta que no haya consenso ningún actor se moverá. Una posibilidad para mitigar esta y futuras situaciones similares sería la creación de Consejos Consultativos Económicos Sociales, los cuales aumentan la confianza entre las partes, mejoran la toma de decisión y la legitimación del gobierno. Sin embargo en Costa Rica el problema de legitimación ya empieza a nivel interno de los sectores. Según los empresarios el problema clave es la falta de sensibilidad de todos los actores frente los valores comunes. Como ellos son la base para ponerse de acuerdo, la pregunta sería como lograr un consenso social sobre valores comunes. Una posibilidad sería un cambio en los mensajes que dan los medios de comunicación, más la buena voluntad e iniciativa de cada sector a dialogar con los demás.
ACADEMICOS
Una pregunta clave que surgió en el encuentro con académicos era como la Economía Social de Mercado pueda generar crecimiento en Costa Rica y no mantener el status quo. Según Román un buen inicio sería definir el problema socioeconómico principal y luego un acuerdo social frente éste problema, una solución que no niega ni al estado ni al mercado. Ejemplificó el caso de Brasil, país que estableció grandes Alianzas Publicas Privadas y que a pesar de la crisis actualmente muestra un crecimiento económico.
En Costa Rica de los años 1950 a los 70 la “Economía Mixta” había entrado al discurso público y hubo una sensibilidad colectiva frente este modelo económico que se aplicaba en ese entonces. ¿Sería posible lograr lo mismo con la Economía Social de Mercado sin crear un discurso moralista? Román aclaró que este último modelo deja espacio para múltiples interpretaciones y tantas ventajas obvias para toda la sociedad que no sería indispensable un discurso moralista. Además hasta las empresas más grandes dependen en última instancia de sociedades estables y cohesionadas. En Chile por ejemplo, las empresas grandes en campos económicos claves son paraestatales y funcionan muy bien mientras la privatización de los fondos de pensiones no funcionó. En Chile como en Alemania, los gobiernos consisten en coaliciones de partidos políticos así que básicamente están obligados a ponerse de acuerdo.
Se concluyó que una buena base para la implementación exitosa de una Economía Social de Mercado son instituciones fuertes, alianzas y redes entre los actores, una administración y toma de decisión descentralizada y ciertas agendas nacionales llevadas al tiempo como p.e. una efectiva y eficiente política social universal, la estabilización financiera y la integración regional.
Para la realización de una buena economía social de mercado no solamente el estado tiene su papel. Todas las partes de la vida social y política tienen que asumir sus responsabilidades. Por eso las discusiones con los diversos actores – sindicalistas, empresarios, académicos – eran muy importantes. Cada grupo contribuyó con propios aspectos sobre el tema con el fin de seguir adelante en encontrar un modelo “tico”.