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Las islas del Caribe son conocidas por la riqueza de recursos naturales útiles para la generación de energía sostenible como altos valores de radiación solar para la generación de corriente fotovoltaica y la rápida y constante velocidad del viento para el funcionamiento de centrales eólicas. Además, las superficies montañosas y volcánicas de muchas de las islas permiten el funcionamiento de centrales hídricas y geotérmicas (IRENA, 2012). Sin embargo y a pesar de esta riqueza de recursos, el desarrollo de las centrales de energía renovable se da de forma relativamente lenta: en la actualidad, el 97 % de la producción eléctrica de los estados caribeños se basa en la incineración de combustibles fósiles importados, lo que genera no solo precios altos por electricidad (que rodean los 30 céntimos de dólar por kilovatio) sino también inmensas emisiones dañinas para el medio ambiente (MacIntyre et al, 2016). La paradoja es la siguiente: estudios muestran que la implementación de energías renovables reduciría de manera clara tanto el consumo de combusibles fósiles como los costos de generación eléctrica (Blechinger et al, 2016; Shirley & Kammen, 2013; Wright, 2011). ¿Qué se interpone entonces en el desarrollo de un suministro energético renovable? En este documento resaltaremos las principales barreras para la expansión de las energías renovables e identificaremos las posibles soluciones para superarlas. Los principales obstáculos son: el marco político y regulatorio, las posibilidades de costo y financiamiento y el poder de mercado de los proveedores de energía convencionales (Blechinger, 2015; Ince, 2013).