La elección de Joe Biden como 46º Presidente de Estados Unidos ha provocado el entusiasmo de los ecologistas climáticos de todo el mundo, ya que Biden declaró durante su campaña electoral que el cuidado del clima era una prioridad de su programa político. Poco después de su elección, Biden no tardó en nombrar a un equipo de expertos en temas de clima y medioambiente como parte de su personal de asesores. Además, nombró al ex secretario de Estado John Kerry, que también es miembro del Consejo de Seguridad Nacional, como enviado especial para el clima. Una decisión que evidencia la influencia de los impactos del cambio climático en la seguridad nacional.
Para luchar contra el cambio climático y sus efectos, el presidente Biden no sólo ha anunciado numerosas y ambiciosas acciones a nivel nacional, como la de conseguir que Estados Unidos logre la neutralidad de carbono para el año 2050, sino que uno de los primeros actos del presidente en el cargo fue reincorporar a Estados Unidos al Acuerdo de París, del cual se había retirado durante el mandato presidencial de su predecesor. Este acto ha despertado una gran expectativa en la comunidad internacional con respecto al compromiso de Estados Unidos en la diplomacia climática internacional.
A continuación, se ilustra cómo se articulan estas expectativas en términos concretos para varias regiones del mundo. Queda claro una vez más que la política climática y medioambiental, ya no puede separarse de la política internacional comercial y económica, sino que también tiene implicaciones geopolíticas que pronto podrían ponerse de manifiesto, por ejemplo, en una reorganización de las naciones del G20 entre sí.