El objetivo de los conversatorios fue abordar algunas reflexiones con el ánimo de comprender los fenómenos migratorios y generar recomendaciones para una mejor gestión de los retos sociales y de integración que suponen las grandes movilizaciones humanas.
En la primera sesión sobre migración, refugio, exilio y desplazamiento desde la historia humana, participaron en el panel el antropólogo, Alejandro Reig, y el ex Alto comisionado para migración portugués, Rui Márquez. Desde una perspectiva antropológica, Reig abordó la forma cómo los flujos humanos despiertan cuestionamientos de identidad en los grupos humanos, que a su vez hacen brotar preocupaciones con respecto a la subsistencia y bienestar en los grupos de acogida. De igual manera, resaltó el rol dinamizador de dichos miedos que tienen populismos y nacionalismo renacientes en países del hemisferio occidental. Por su parte, Márquez, desde su experiencia en migraciones, señaló los “10 mandamientos” para la superación de retos migratorios, dentro de los que se encuentran: tratar a los migrantes como iguales a los nacionales, promover la empatía, enfocar esfuerzos en la regularización y transmitir desde las autoridades la sensación de control para evitar sensación de estrés y disputa por los recursos.
La segunda sesión de este seminario internacional contó con la participación de Ligia Bolívar, socióloga, defensora de derechos humanos y miembro de DeJusticia, y Juan Navarrete, abogado especialista en derechos humanos y miembro de la Asociación Ávila Monserrate. Está sesión giró en torno a la concepción de migrante y refugiado desde una óptica jurídica del Derecho Internacional Humanitario (DIH). En el diálogo se invitó a los medios a exponer la situación de la migración venezolana como una Emergencia Humanitaria Compleja desde discursos de inclusión y ayuda; así mismo, los especialistas propusieron retomar el concepto de refugiado que caracteriza la huida obligada de la población venezolana. La jornada finalizó resaltando la importancia de dar soluciones a largo plazo, mantener conversaciones multilaterales para manejar esta problemática a nivel regional y crear políticas de integración que permitan afrontar las nuevas olas migratorias de la mejor manera posible.
En la tercera sesión de este seminario, participaron como ponentes María Clara Robayo, investigadora del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, y Tulio Hernández, Director General del Centro de Memoria, Migración y Reconstrucción de Venezuela. Robayo, a través de un análisis histórico y político señaló que Colombia no es un país acostumbrado a la migración internacional, hecho que explica la falta de preparación de planes y políticas públicas en el país enfocadas a este fenómeno. Además explicó las principales razones de la “diáspora venezolana”: escasez de alimentos y medicamentos, colapso de los servicios públicos, crisis económica, violencia generalizada producto de las demás crisis y la violación sistemática de los derechos humanos. Ante esto el Estado colombiano debe garantizar los derechos de la población migrante, establecer las fronteras como territorios seguros, construir una política migratoria integral con enfoque territorial y fomentar la integración.
Por su parte, Tulio Hernández señaló que Venezuela y Colombia han sido como dos mellizos de espalda que les ha costado reconocerse como tal. También recordó el vaivén histórico de migración entre los dos países y mencionó que nunca las relaciones de Colombia y Venezuela habían sido tan determinantes y tan complejas como hoy por la ausencia de relaciones diplomáticas, por el cierre de fronteras, por la ausencia de relaciones comerciales y por los diversos fenómenos de criminalidad que se están desarrollando en la zona fronteriza. Con base en lo anterior, aseguró que la relación de Colombia y Venezuela hoy es una relación de espejo y se debe entender como una oportunidad, sobre todo porque Venezuela va a tener que vivir un proceso de reconstrucción, cuyo desarrolló será difícil sin Colombia. Una gestión acertada y positiva de la migración venezolana es una oportunidad en términos económicos y de integración binacional.
Finalmente, en la cuarta sesión participaron Ginna Morelo, reconocida periodista, y nuevamente Tulio Hernández. Durante el conversatorio se hizo especial énfasis en la importancia de poner rostros concretos a la migración con el fin de humanizar el fenómeno, en la importancia de que los periodistas que van a abordar el tema se preparen y se conviertan en expertos con el fin de difundir la información de la manera más rigurosa posible, en la necesidad de derribar estereotipos que no benefician a la integración, y en el abordaje concreto que se le ha hecho al tema en momentos de Pandemia. La conversación se vio nutrida por la explicación de Tulio Hernández sobre su “decálogo del buen periodismo” y con Morelo tuvo las diferentes historias de migrantes que Ginna Morelo ha podido conocer a lo largo de su investigación periodística.
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