El encuentro comenzó con unas palabras de bienvenida a cargo de Hartmut Rank, director de la KAS Colombia, quien, además de resaltar el compromiso de la fundación en la construcción del país, reflexionó sobre la importancia de crear espacios para abordar la seguridad energética. Comparó la delicada situación de Colombia con la crisis energética de Alemania, destacando los riesgos de realizar una transición energética apresurada. Así mismo, Andrés Caro, director de la Fundación para el Estado de Derecho, y Juan Felipe Neira, director de Stratergy Consulting, complementaron el marco conceptual, subrayando la necesidad de enfoques legales y estratégicos para enfrentar los retos del sector energético y comprendiendo las implicaciones de modificar la matriz económica desde un enfoque errado.
El primer espacio estuvo a cargo de Juan Felipe Neira, director de Stratergy Consulting, quien presentó la ponencia titulada "Seguridad energética: ¿tarea pendiente para Colombia?". Durante su intervención, Neira realizó un aterrizaje conceptual detallado sobre el significado y alcance de la seguridad energética, destacando su relevancia como un tema estratégico para el desarrollo del país.
Inició abordando la seguridad en el suministro, explicando que esta se refiere a la capacidad de garantizar un acceso continuo y confiable a los recursos energéticos, fundamental para la estabilidad económica y social. A continuación, analizó la seguridad desde una doble perspectiva: como proceso que involucra planificación, infraestructura y adaptación, y como valor, en donde destacó la importancia de armonizar las dinámicas energéticas con el cuidado del medio ambiente, asegurando un impacto ambiental controlado y sostenible. Neira enfatizó la necesidad de considerar la seguridad energética en términos de mercado, resaltando que, además de garantizar el acceso a la energía, es crucial que esta sea asequible tanto para los ciudadanos como para el Estado. Este enfoque integral, señaló, permite visualizar la seguridad energética no solo como un desafío técnico, sino también como un compromiso social que debe beneficiar a todas las comunidades del país.
La seguridad energética debe abordar varias dimensiones clave. Primero, garantizar la abundancia de energías para asegurar la estabilidad de la matriz energética y poder sustituir fuentes en emergencias. En segundo lugar, establecer un escenario técnico que asegure la confiabilidad de las fuentes de energía, garantizando el mantenimiento adecuado y la protección del medio ambiente. Además, es crucial mejorar las cadenas de distribución mediante sistemas de transporte eficientes. Finalmente, hay que asegurar que el acceso a la energía sea fácil y los precios estén alineados con la oferta y demanda de cada región, considerando las dinámicas particulares de cada territorio.
Neira señaló que la soberanía energética demanda un marco de desarrollo que no solo garantice la operación eficiente de toda la matriz energética, sino que también establezca un entorno de certidumbre para atraer inversiones y facilitar nuevas exploraciones. Subrayó la importancia de contar con un acompañamiento institucional sólido, respaldado por estrategias efectivas de comunicación para gestionar la percepción de la opinión pública. Además, insistió la necesidad de monitorear constantemente las tendencias del mercado internacional y la dinámica de la geopolítica, factores que influyen directamente en las decisiones del sector energético.
Sin embargo, Neira presenta un panorama optimista que está siendo desaprovechado en el país. Pese a la incertidumbre generada por la ausencia de directrices claras del gobierno, existe un gran potencial en el sector energético, especialmente en biocombustibles, donde el país es un líder global. Sin embargo, las mezclas obligatorias, aunque significativas, no deben ser el límite de esta industria. Es necesario avanzar hacia un escenario de mezclas voluntarias que permita aprovechar la conciencia ambiental de las nuevas generaciones, las iniciativas tecnológicas y las oportunidades económicas para los actores del mercado.
El progreso hacia este objetivo depende de la implementación de señales regulatorias claras, consistentes y seguras que brinden confianza a los inversores y al sector energético. Con un marco adecuado que fomente las mezclas voluntarias de biocombustibles de primera generación, Colombia podría consolidarse como una potencia energética con responsabilidad ambiental, social y económica. La decisión recae en el Estado, que tiene la oportunidad de liderar un cambio significativo hacia una matriz energética más sólida, sostenible y adaptada a los retos globales.
Finalmente, esta iniciativa busca generar nuevas redes de apoyo y de diálogo con la capacidad de producir diagnósticos técnicos que se ajusten a la realidad del país. Además, este primer encuentro contó con la participación de 19 expertos, consultores, exfuncionarios y líderes gremiales; que se sumaron a esta red interdisciplinaria.