En la era digital el uso de Internet, las redes sociales y las diversas dinámicas que se desprenden de la globalización, marcan la pauta. El mundo avanza a un ritmo que cuesta seguir y el pulso de la política también se acelera.
En la Fundación Konrad Adenauer nos preguntamos cuál ha sido el impacto de la incorporación de nuevas tecnologías a la práctica política. Hoy no solo es una temática relevante que exige atención, sino que se hace imposible comprender el ejercicio político y gubernamental sin contemplar la comunicación digital, las nuevas herramientas informativas de las que dispone los medios de prensa y las plataformas de opinión emergente donde la gente habla, cuestiona, aporta o critica.
El ruido informativo es en momentos ensordecedor y el big data, la acumulación de información para personalizar todo lo personalizable, está determinando cada vez más el éxito o las derrotas de los referentes políticos. Mientras se acrecienta la tendencia a votar por los extremos en América Latina y en buena parte del mundo occidental y también la aparición de outsiders y nuevas figuras que antes eran inimaginables en la esfera electoral, la política echa mano de la tecnología para acercarse a la gente, diseñar escenarios posibles y anticiparse a futuros comportamientos sociales. Pero, también cabe preguntarse si esto ha sido exitoso. ¿Es el big data y el saber todo de tod@s una solución a los desafíos de la democracia? ¿Ayuda o enrarece el panorama?
El Programa Regional Partidos Políticos y Democracia en América Latina ha llevado adelante la tarea de generar una nueva edición de Diálogo Político atendiendo en su dossier este tema que nos interpela como promotores de la democracia y del fortalecimiento de las instituciones republicanas. Creemos que hacer un aporte serio, responsable y reflexivo sobre esta situación, constituye una colaboración para comprender el fenómeno big data. La política no se salva de los cambios porque la política, en sí misma, es promotora de transformaciones. Es su esencia y valor.