Como punto de inicio, el doctor Nolte señaló que la invasión de Rusia a Ucrania ha marcado un punto de inflexión histórico para Europa y marcará la memoria histórica de una generación para la cual la guerra ha sido un hecho muy lejano. En el caso particular de Alemania, indicó que en muy poco tiempo se evidencian cambios drásticos en los parámetros de su política exterior, los cuales se reflejan en la decisión del Gobierno alemán de aumentar el gasto en armas, fortalecer a sus fuerzas armadas y suministrar armas a un gobierno en guerra. Este cambio en la política exterior de Alemania cuenta con el apoyo de la mayoría de los alemanes, la cual también apoya las sanciones económicas tomadas contra Rusia y está dispuesta a asumir los costos que estas traerán para Europa.
Por otro lado, resaltó que, de manera contraria a lo que esperaba el presidente Vladimir Putin, la invasión rusa ha logrado que la Unión Europea esté más unida que antes y que todos sus miembros —incluyendo a Polonia y Hungría— estén alineados. Asimismo, destacó las reacciones de países históricamente neutrales como Suecia y Finlandia, quienes han reiterado su derecho de adherirse a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), y Suiza, quien se ha sumado a las sanciones económicas de la Unión Europea. El conflicto está promoviendo la autonomía estratégica de Europa y en el futuro, Rusia se enfrentará a una Europa fortalecida militarmente y en algún momento surgirá la cuestión de una fuerza nuclear europea como resultado de la política agresiva del Kremlin.
Existen diferentes hipótesis en torno a la invasión rusa en Ucrania. Una de ellas es que el presidente Putin estaba bajo presión para actuar y que tras la masiva movilización de tropas rusas ya no podía retirarse como perdedor. Otra hipótesis es que el mandatario ruso ya no sea un estratega racional sino que vive encerrado en su propio mundo irreal. Finalmente, la única explicación de su estrategia sería que quiere destruir Ucrania a toda costa para sembrar el terror y luego expandir
aún más la esfera de influencia rusa.
Antes de la invasión rusa, se pensaba que la solución al conflicto podía ser que Ucrania adopte el estatus de país neutral; sin embargo, esa solución resulta más difícil ahora, dado el nivel de destrucción que se vive y también por la voluntad de Ucrania de integrarse con Europa. A la fecha, cerca de un millón de ucranianos ya se encuentra en Europa y se proyecta que esta cifra llegue a cinco millones.
Las sanciones impuestas por Occidente a Rusia son muy importantes y eficaces en el sentido de atraer a Putin para negociar el fin de la guerra. La economía rusa depende solo de la exportación de recursos naturales y por eso las sanciones respecto a la exportación de tecnología y de productos de alto valor van a impactar en la economía rusa. Adicionalmente, se está atacando a la oligarquía rusa, esperando una fricción en esta élite que apoya a Putin, la cual ya está empezando a vender sus clubes de fútbol y sacando sus barcos de puertos europeos por miedo de que los confisquen.
En este contexto, quien se perfila como el único mediador entre Rusia y Ucrania es China, la única potencia que tiene buenas relaciones con Europa y Rusia. La guerra con Ucrania podría tener un gran impacto en las exportaciones e importaciones de China y por eso el país asiático tiene una visión ambivalente. Al respecto, se debe notar que China se abstuvo de votar por la resolución de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que condena la invasión en Ucrania.
La invasión rusa a Ucrania ha tenido un alcance global que también ha generado reacciones en América Latina. Por ello, los miembros de la Red de Política y Seguridad dieron cuenta de las principales reacciones de sus países con relación a la crisis.
En cuanto a Chile, en un contexto político de cambio de mando, tanto el presidente saliente Sebastián Piñera como el mandatario electo Gabriel Boric, quien viene de una alianza de partidos de izquierda, se pronunciaron condenando la invasión rusa en Urania. En el caso de Boric, es probable que su posición esté generando ciertas tensiones dentro de sus equipos de Gobierno; sin embargo, se espera que una vez que asuma el cargo, se mantenga alineado con los organismos multilaterales a los cuales Chile ya está acostumbrado.
En contraste con la respuesta de Chile, el Perú tuvo una posición inicial muy tibia frente a la invasión rusa que reflejaba el sentir del Gobierno, mas no del país. Sin embargo, gracias a una doble presión, de la opinión pública y de posibles conversaciones con Europa y EE.UU., finalmente se tomó una postura de condena frente a cualquier invasión o violación de la soberanía de cualquier país del mundo. Por lo tanto, la postura oficial del Gobierno peruano hoy es de clara condena frente a los crímenes que se están cometiendo en Ucrania, la cual se vio reflejada en la votación a favor de la Resolución de condena de la Asamblea General de la ONU.
Con relación a los impactos de este conflicto en el Perú, se destacó el alza de los combustibles y en el aspecto comercial, se mencionó que este país importa de Rusia el fertilizante que se utiliza para la agricultura y considerando que en este país se está teniendo un desarrollo en ascenso de la agroexportación, el conflicto tendrá un impacto en este sector; sin embargo, dicho impacto no está generado una oposición de los gremios a las posturas del Estado peruano.
Con relación a Colombia, se señaló que desde el inicio, el presidente Iván Duque tuvo una posición de dura condena, la cual también se vio reflejada en la votación a favor de la Resolución de condena de la ONU. Asimismo, se resaltó que la guerra de agresión en Ucrania se ha convertido en un asunto de política doméstica en Colombia. La coyuntura electoral ha marcado ciertos debates y ciertas acusaciones respecto a la posición que puedan tomar algunos sectores políticos con relación a la presencia de Rusia en Venezuela, su apoyo al régimen de Maduro y al de Nicaragua. El gobierno y los sectores de derecha, centro derecha y de centro ven con mucha preocupación el ascenso del candidato de la izquierda Gustavo Petro y han tratado de articularlo como proclive o simpatizante de Rusia.
En Brasil, al igual que en Colombia, el tema se ha politizado fuertemente. Al presidente Jair Bolsonaro parece solo importarle la campaña electoral y ha mostrado diferentes posiciones en cuanto a la invasión de Ucrania. Una semana antes de la invasión, Brasil se mostraba solidario con Rusia; sin embargo, después habló de neutralidad. El mandatario brasileño intenta presentarse como una persona que defiende el flujo de los fertilizantes y relaciona sus acciones al intento de mantener el sector agrícola, el más dinámico de la economía brasileña y el cual depende de un 90% de fertilizantes rusos. A diferencia de Bolsonaro, la sociedad brasileña se ha posicionado en la condena y es probable que esta haya tenido un impacto en las posiciones oficiales de Brasil en el Consejo de Seguridad y en la Asamblea General de la ONU.
En cuanto a Ecuador, la posición del gobierno ha estado muy alineada con la posición de rechazo a la invasión rusa. En términos locales, el conflicto ha girado en torno a la coordinación de vuelos humanitarios para repatriar a los ecuatorianos que se encuentran en Ucrania; sin embargo, el tema terminó polarizándose entre los ejes del correísmo y el anticorreísmo. Por un lado, el eje correista realizó acusaciones sobre la inacción del Gobierno del presidente Lasso, mientras que del eje opuesto señalaron que durante el gobierno de Rafael Correa se cerraron muchas embajadas y, por lo tanto, la falta de respuesta inmediata venía como consecuencia de dichas acciones previas.
El conflicto entre Rusia y Ucrania puede tomar cualquier dirección y existe el riesgo de que este se extienda por fallas en las estrategias de cualquiera de las partes. Frente a una posible nueva guerra fría, será difícil para América Latina no alinearse con un lado u otro, sabiendo además que cualquier decisión va a traer costos y consecuencias. Por ello, la agresión rusa debe ser tomada como una alerta sobre el peligro que representan para la paz de la región, los dictadores que viven sin control democrático y en su propia realidad, situación que lamentablemente se vive en algunos países de América Latina.
Referencia: Instituto de Estudios Internacionales (IDEI-PUCP) y Fundación Konrad Adenauer en el Perú (KAS Perú). (2022, 4 de marzo). Diálogos de la Red de Política de Seguridad. La crisis entre Rusia y Ucrania, perspectiva regional, posicionamientos y posibles repercusiones. Lima: IDEI-PUCP y KAS Perú.