La obra aborda la problemática que enfrentan los representantes políticos de los pueblos nativos u originarios en estas regiones del país.
El texto muestra el déficit de representantes de estas comunidades en la política peruana. En ese sentido, el Estado peruano ha intentado acercar los intereses que por muchos años han estado alejados de las políticas nacionales, a través de variados mecanismos como la cuota indígena, joven y de género; o la semana de representación por parte de los congresistas. A pesar de ello, solo se reserva el 15% en las listas electorales para candidatos indígenas en los cargos de consejeros regionales o provinciales.
Finalmente, los autores destacan que en época electoral existe un interés por parte de los partidos en preocuparse y colocar en agenda las necesidades de estas comunidades. No obstante, al alcanzar los puestos de interés dentro del gobierno, estas iniciativas pierden prioridad.