A fines de marzo de 2020, es decir más tarde que en Europa, la crisis del Covid-19 irrumpió también en toda América Latina, aunque la cantidad de los casos todavía se mantiene dentro de márgenes controlables. Muchos gobiernos temen, sin embargo, que los sistemas de salud de sus países estarán aún menos preparados que los europeos para un recrudecimiento de la situación. Por lo tanto, los países han optado, mayoritariamente, por la adopción temprana de medidas radicales de restricción de derechos liberales para frenar la propagación del virus. Algunos gobiernos declararon el estado de emergencia, casi todos impusieron reglas estrictas de confinamiento o toque de queda.
Si bien tales medidas parecen necesaria sen la mayoría de los casos, existe el peligro de que el poder pueda concentrarse en las manos de gobernantes populistas o, peor aún, autoritarios. Podrían aprovechar la crisis de forma premeditada para perseguir sin controles sus objetivos políticos en detrimento de la democracia y las instituciones del Estado de Derecho.