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El Festival Internacional de Cine por los Derechos Humanos-Bogotá es una iniciativa, que a través de la realización audiovisual, refleja el contexto actual del conflicto, lucha y legitimidad de los Derechos Humanos en Colombia y el mundo. Y se crea para generar un espacio público de diálogo y reflexión, y construir una posición crítica sobre el tema.
El arte se convierte en una herramienta política, que logra comunicar los entornos, sensaciones, y puntos álgidos de una temática que es objeto de preocupación, estudio e inspiración en diferentes puntos del planeta. La selección misma del Festival recopila trabajos que ilustran tanto las problemáticas a manera de denuncia, así como las posibles salidas, de forma propositiva. Los realizadores audiovisuales son a la vez, testigos y artífices de procesos de memoria, construcción social de sentido y narrativas múltiples, sobre hechos que sin duda requieren la atención del grueso de la sociedad.
El debate para la consolidación de una cultura respetuosa y protectora de los derechos humanos, necesariamente debe ser incluyente, múltiple en voces y perspectivas, que fortalezcan preceptos que no por su sencillez deben ser desestimados: el derecho a la vida, a la libertad de expresión, a un medio ambiente sano, a la salud, la educación, y todos los que componen el amplio catálogo de las condiciones que le corresponden a cada ser humano, por el solo hecho de serlo, y que permiten su realización en una democracia.
El Festival inició con la presentación de la película La Sargento Matacho, la cual retrata la violencia partidista en el campo colombiano desde 1948 y hasta el inicio del Frente Nacional, a través de la historia de una mujer que luego de ser víctima de las atrocidades del conflicto, se escinde de la realidad y se convierte en una bandolera, cuyas acciones repiten aquello que tanto dolor le causó; creando un círculo de venganza y muerte. Luego de la proyección, en el panel de discusión con el director William Zambrano, la productora Alina Hleap, y el actor Marlon Moreno, los asistentes hicieron una lectura relacionada con la necesidad de conocer la historia para no repetirla, planteando que el argumento del audiovisual bien podría trasladarse hasta nuestros días y conservar su veracidad. También fue resaltada la necesidad de sentar bases de perdón, para dirigir los esfuerzos conjuntos hacia la reconciliación, ya que la obra da cuenta de cómo se valoran la justicia por mano propia, y la revancha, así como las acciones violentas en contra de quienes no comparten cierta línea ideológica. Otro de los aspectos que fue tratado, tuvo que ver con la necesidad imperante de reconocer los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación; y la incidencia que el arte podría tener en ello como catalizador y pieza de memoria para hacer posible la no repetición.
Los documentales, cortometrajes y largometrajes exhibidos, dieron cuenta de un vasto universo temático: igualdad de género, reivindicación de los saberes ancestrales, desmovilización, resistencia, luchas campesinas y étnicas, identidades diversas, recuperación del tejido social, derechos laborales, tensiones entre desarrollo y medio ambiente, entre otros.
En este último tema, desde el Programa Estado de Derecho, acompañamos el panel orientado a la discusión de Voz herida-Tribunal ético en la Guajira. La proyección tuvo lugar en el Aula Máxima de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, y participaron en el conversatorio la directora del corto Helena Salguero, la autoridad indígena Luis Emiro Guariyú y la abogada Dora Lucy Arias del Colectivo de Abogados "José Alvear Restrepo". Los tres propiciaron un espacio de intercambio y de reflexión, que con la moderación de Ginna Rivera, coordinadora de proyectos e investigadora de la KAS, permitió al público asistente conocer las posiciones del pueblo indígena Wayuu en torno a los graves impactos ambientales y sociales de la explotación carbonífera en su territorio, así como el proceso organizativo que llevó a la configuración del Tribunal Ético en la Guajira.
Las preguntas por el acceso a la justicia y el cumplimiento de las garantías constitucionales de los pueblos indígenas sobresalieron en la discusión, tanto como la necesidad de que las instancias jurídicas sean acompañadas y alimentadas por procesos sociales y organizativos. El llamado a un activismo creativo y a un “derecho justo” que regule de manera efectiva ante las situaciones donde la fuerza es el principio dominante, fueron dos de los principales mensajes que generó el diálogo participativo en torno al video.
Además de la competencia oficial, para 2015 el Festival abrió la categoría Nuevos realizadores, dirigida a estudiantes y aficionados. El objetivo era estimular la creación de producciones de máximo 60 segundos, que abordaran la promoción y la protección de los Derechos Humanos. Los cuatro ganadores tendrán la posibilidad de presentar sus obras en un evento internacional, cuyos gastos serán cubiertos por la KAS.
Fueron premiados por el público: Top Model (México) y Curriculum Vitae (Colombia)
Top Model
Curriculum Vitae
El jurado escogió como ganadores: Hay alguien más (Colombia) y Los derechos son de todos (Colombia)
Hay alguien más
Los derechos son de todos