La posterior represión del régimen de Ortega contra una población civil y desarmada que protestaba pacíficamente, compuesta primero de jóvenes universitarios de clase media y, posteriormente, por jóvenes de los barrios populares de Managua, desnudó la naturaleza represiva y criminal del régimen.
Esta mayoría social, auto definida como Autoconvocada y Azul y Blanco, se ha ido frustrando y desanimando por la represión y el acoso del régimen. También se han desilusionado con la oposición política, a la cual demandan cesen sus luchas y recriminaciones y que se dispongan a trabajar en construir una gran Alianza para enfrentar al régimen de Ortega.
La pregunta que todos se hacen es: ¿Qué es lo que ha hecho que la oposición no haya podido representar de forma decidida y clara a la mayoría Azul y Blanco (65 % de la población) que protestó en abril del 2018 ? ¿Qué hay detrás de tantos nublados que no permiten, que la gente y el país, puedan ver un horizonte más allá de las discusiones eternas entre los distintos miembros de la oposición? Ante los cuestionamientos muchos piensan que detrás de toda esta situación está la arraigada falta de una cultura política democrática (Envío, 2020, 462).
Las contribuciones de autores externos no reflejan necesariamente la posición de la Konrad-Adenauer-Stiftung.